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martes, 27 de noviembre de 2012

Tulum, la joya (no tan) escondida de la Riviera Maya

De entrada, de Tulum se puede decir, sin riesgo alguno a caer en la exageración, que es una de las joyas que sí o sí hay que conocer cuando uno tiene el privilegio de visitar la Riviera Maya. Si bien es de mucho menor tamaño que otros sitios arqueológicos que se encuentran relativamente cerca como Cobá o el archiconocido Chichen Itzá, el enclave en el que se encuentra situado, a las orillas del Mar Caribe y rodeado de selva tropical, lo convierten en un lugar de una exquisita belleza, imposible de no fascinar a todo aquel que llega a visitarlo.

La cercanía con los dos grandes focos turísticos de la Península del Yucatán, Cancún y Playa del Carmen, hacen que Tulum esté siempre repleta de turistas que hacen excursiones de un día para visitar las ruinas y bañarse en las cristalinas aguas con hermosas playas de arena blanca que bañan los alrededores del sitio.



Conocida en la antigüedad como Zama (amanecer en lengua maya), fue una ciudad consagrada al culto al dios Kukulcán que en su momento fue uno de los principales núcleos de comercio de la civilización maya. En la actualida se encuentra dentro del denominado Parque Nacional de Tulum y estuvo habitado hasta el comienzo de la colonización española de México. 






Sin duda, el edificio más representativo de todo el lugar es el que hoy en día se conoce como “el castillo”, una estructura que hacía las veces de faro que ayudaba a las embarcaciones que se acercaban a la ciudad





Para finalizar y como curiosidad, comentaros que Tulum es el lugar en el que se rodaron las escenas finales de Planet Terror, aquella ultraviolenta película de Quentin Tarantino y Robert Rodríguez en la que la protagonista, a la que daba vida Rose McGowan, en lugar de una de sus piernas tenía una ametralladora.


miércoles, 24 de octubre de 2012

Playa del Carmen: la hermosísima "villa de pescadores"

En el corazón de la Riviera Maya, a unos 60 kilómetros de Cancún y enfrentada a la mítica isla de Cozumel, que se puede divisar con toda claridad desde su litoral, llegamos a Playa del Carmen, una localidad que hace apenas unas décadas no pasaba de ser una agradable villa de pescadores pero que hoy se ha convertido en uno de los focos turísticos más importantes  de todo México.


Playa, como es comúnmente conocida por los lugareños, se presenta como la alternativa ideal para aquellos que quieren disfrutar de las playas y la diversión que ofrece esa parte del Caribe mexicano, pero que para conseguirlo no están dispuestos a encerarse en los típicos resorts con todo incluido de la vecina y archiconocida Cancún.



La ciudad en sí es muy agradable y funcional, pero histórica y arquitectónicamente, lo cierto es que no tiene demasiado encanto, si bien es cierto que aquel que llega a la misma buscando darse un baño de historia, difícilmente quedará decepcionado pues apenas a una hora de distancia en coche se encuentra el imponente sitio arqueológicode Tulum. En todo caso Playa cumple perfectamente la función para la que fue concebida y en sus calles, repletas de turistas de todas partes del mundo, la oferta gastronómica y de ocio es infinita.





No obstante, si hay algo de lo que Playa puede presumir es de sus hermosas playas de arena blanca y de ese mar color verde zafiro tan característico del Caribe por estas latitudes y, aunque las mismas están tan copadas de turistas como las de Cancún, la verdad es que, al menos para nosotros, el hecho de que todas ellas fueran públicas, sin ese sello de exclusividad que tiene su vecina, hizo que consideráramos todo un acierto el utilizarla como “base de operaciones” para explorar la zona.




viernes, 6 de enero de 2012

Valladolid, el paraíso de los cenotes

Tras abandonar el Estado Libre y Soberano de Chiapas y su inolvidable San Cristobal de las Casas, pusimos rumbo a la Riviera Maya en busca de las paradisíacas playas que tantas veces habíamos visto por televisión.

Pero antes de dar con nuestros huesos en lugares como Cancún o Playa del Carmen, decidimos ir a conocer una a una pequeña población llamada Valladolid, en pleno corazón del Estado de Yucatán, situada a escasos 50 kilómetros del sitio arqueológico de Chichen Itzá, que en realidad era el auténtico destino que teníamos en mente cuando decidimos subirnos a aquel autobús que durante interminables horas nos ayudó a recorrer los casi 1000 kilómetros que separaban San Cristobal de Valladolid.


Valladolid, conocida también como "la capital del oriente Maya", es una pequeña ciudad de unos 50.000 habitantes situada, como ya comentábamos, muy cerca de las ruinas mayas de Chichen Itzá, uno de los lugares más visitados de México y de toda Latinoamérica.

La ciudad, que alardea con orgullo de ser "el primer lugar donde se prendió la chispa de la revolución mexicana", es un lugar tranquilo cuyo mayor atractivo arquitectónico es sin duda la Catedral de San Gervasio, situada en uno de los extremos de la hermosa plaza principal de la ciudad:



Y lo cierto es que con inmensa pena tenemos que decir que, para nosotros, poco más, ya que en nuestra ansia por ir a visitar Chichen Itzá y encaminarnos luego hacia el Caribe no le dedicamos el tiempo suficiente a esta ciudad por lo que nos perdimos lugares tan interesantes como el ex-convento de san Bernardino de Siena, la iglesia de Santa Ana o (y sobre todo) el sitio arqueológico de Ek Balan situado a poco más de 30 kilómetros de la localidad

Del escaso "botín" pictórico con el que nos conseguimos hacer en Valladolid os dejamos algunas fotos que a nosotros personalmente nos parecen bastante curiosas:




Sin embargo, a lo que si que no renunciamos fue a visitar los impresionantes cenotes (palabra derivada de otra maya que literalmente significa "caverna con agua") que Valladolid y su entorno más cercano nos ofrecía:

El Zaci, del que los pucelanos de América dicen que si vas a la ciudad y no lo conoces es como ir a París e ignorar la torre Effiel, dentro del propio casco urbano de la ciudad:



El Xkeken, a escasos siete kilómetros de la ciudad y en el que uno incluso podía darse un chapuzón:



Y, finalmente, el que a nosotros nos resultó más impresionante, el Sámbula, situado justo enfrente del anterior y en el que las raíces de los árboles cayendo desde decenas de metros de altura para buscar el agua de su interior ofrecía un espectáculo tan bello como sobrecogedor...



Todavía alucinando por el magnífico espectáculo de los cenotes, nos fuimos a descansar porque al día siguiente tocaba madrugón para ir a visitar la auténtica joya de la corona de Yucatán, pero eso ya lo contaremos en una próxima entrega...


jueves, 11 de agosto de 2011

El hechizo de las noches en San Cristobal de las Casas

Ya relatábamos en una entrada anterior que San Cristobal de las Casas era una ciudad de colores. Normalmente las ciudades de colores se vuelven tristes al caer la noche porque pierden el brillo y el resplandor que les otorga el sol cuando éste se refleja en sus paredes.

Sin embargo San Cristobal de las Casas, como también comentábamos no se trata de una ciudad cualquiera sino que es un "pueblo mágico", y si hay un momento en que uno puede sentir con toda la intensidad su magia es en el momento en que, con la llegada de la oscuridad, la ciudad de colores se transforma, casi sin que uno se de cuenta, en una ciudad dorada:



El color oro entonces lo envuelve todo, como si San Cristobal se empeñase tercamente en recordarnos que los edificios que alberga no son simples construcciones como las que puede uno encontrar en cualquier parte, sino que en realidad son preciosos tesoros que hay que admirar antes de que el día llegue con su luz rompiendo el hechizo, devolviendo a los mismos a su realidad de piedra y color.







martes, 9 de agosto de 2011

San Cristobal de las Casas: el "pueblo mágico" de colores.

Como todos los países del mundo, México tiene cosas maravillosas y cosas realmente tristes. Para saber que es lo que incluimos en este segundo grupo no hace falta más que abrir un diario cualquiera en un día cualquiera y muy probablemente os encontrareis con alguna atrocidad en forma de noticia proveniente de aquel país como las que lamentablemente aparecen últimamente con demasiada en todos los medios de comunicación del mundo.

Sin embargo, nosotros no os vamos a hablar de cosas tristes, que para eso ya hay demasiados sitios, sino de lo paradójico que resulta que un país que nos martillea constantemente con noticias tan negras, sea en realidad un "país de colores".
Porque México señores es de colores y eso cualquiera que lo haya visitado lo sabe. Los rojos, amarillos y azules resplandecen al sol de un país en el que se come picante y se vive en la calle... y de todas las ciudades de México que recorrimos, la que más colores nos brindó fue sin duda San Cristobal de las Casas:








San Cristobal de las Casas es una ciudad de unos 200.000 habitantes situada en al sur de México, en el estado de Chiapas, celebre entre otros motivos, por ser la cuna del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional que en los años 90 se levantó en armas ante la precaria situación económico-social de los habitantes de la región con el objetivo de «subvertir el orden para hacer la revolución socialista y crear una sociedad más justa» (Wikipedia dixit)

No obstante, cuando nosotros llegamos a la ciudad, lejos habían quedado los tiempos en que el mítico subcomandante Marcos se enfrentaba abiertamente con las fuerzas del ejercito mexicano, y lo que nosotros nos encontramos fue una tranquila y turística ciudad  que nos acogió con los brazos abiertos, empeñándose con una testarudez digna de elogio en rodearnos de colores allá donde pisábamos:








Y es que por ser coloridos, en San Cristobal, hasta sus habitantes son de colores y transitar entre ellos por sus concurridas calles en un día soleado transmite una alegría y una energía difícil de explicar para el que no ha tenido la suerte de experimentarla:











La ciudad forma parte de un programa del gobierno mexicano que la destaca como "pueblo mágico" por ser parte de un "conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros" y cuyo objeto (el del programa) es servir de "reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran."

Y si hablamos de riqueza cultural e histórica en San Cristobal, sin lugar a dudas tenemos que hablar de sus impresionantes templos que como os podéis imaginar también son de colores, empezando por su espectacular Catedral amarilla y roja toda ella, construida en 1528 y que en la actualidad hace las veces sede de la diócesis de la provincia de Chiapas.



Un poquito más apagado cromáticamente, aunque no por ello menos espectacular es el templo de San Francisco, que data del siglo XVI y que en su interior alberga un impresionante retablo detrás del altar mayor.




Muy cerquita de San Francisco se levanta la "albiceleste" iglesia de Santa Lucía, más moderna que las anteriores pues el edificio actual, levantado sobre las ruinas de la antigua iglesia data de 1892, y que si uno tiene la suerte de verla en un día soleado no le quedará más remedio que reconocer que es una de las más bellas de la ciudad (que no es poco decir).



Si a estas alturas todavía no os habéis cansado de ver templos, preparaos porque os vamos a mostrar una auténtica joya: la iglesia-(ex)convento de Santo Domingo, construida por los dominicos en 1546 y que es considerada como una de las mayores expresiones del barroco colonial en el nuevo mundo:




A sus pies además se extiende un interesantísimo mercado de artesanías que hizo las delicias de Vivu y al que no nos pudimos resistir a pasar varias horas recorriéndo todos y cada uno de sus puestos:




Prosiguiendo con nuestra "cacería" de iglesias, que unas cuantas la verdad es que tienen en la ciudad, nuestros cansados pasos nos encaminaron a la conocida con San Cristobal Martir, la que prácticamente nadie visitaba, pues para acceder a ella había que darse una considerable paliza subiendo escaleras:



Sin embargo, como todo esfuerzo tiene su recompensa, como la iglesia se encontraba en la cima de un pequeño cerro llamado Chapultepeque, las vistas que obtuvimos desde allí arriba de la ciudad lo cierto es que hicieron bueno el gasto de energía empleado:











La última de las iglesias que os queremos mostrar es la de Guadalupe, situado en lo alto del cerro del mismo nombre, bastante alejada del centro de la ciudad por lo que tampoco es demasiado visitada:

Como ya decimos que se encuentra en lo alto de un cerro, pues para acceder a la misma hay que volver a subir una considerable cantidad de escaleras, aunque lo cierto es que sólo por conocer el enclave en el que se encuentra merece al pena el visitarla:







Y como en caso anterior, al estar en las alturas, las vistas allí son privilegiadas. Esta vez por aquello de dar un poco de variedad os dejamos una foto de como se ve la ciudad desde el interior del templo:



Y con esto llegamos al final del recorrido de las 2 o 3 entregas que tenemos previsto mostraros de San Cristobal y sus alrededores. No obstante antes de despedirnos queríamos comentaros un par de cosas.

La primera es que pese a que la ciudad esta repleta de iglesias, estos señores de Chiapas la tienen clarísima, así que a la que pueden dejan constancia de lo que ellos realmente piensan de las religiones:

 

Y la segunda es que, pese a que tan rápido como aparece se va, la lluvia cada poco tiempo indefectiblemente hace acto de presencia en San Cristobal, y cuando decimos lluvia queremos decir en realidad diluvio, así que si algún día tenéis previsto daros una vueltita por aquel bello rincón de México, que no se os olvide llevar un paraguas porque creernos cuando os decimos que lo vais a necesitar: