De entrada, de Tulum se puede decir, sin riesgo alguno a caer en la
exageración, que es una de las joyas que sí o sí hay que conocer cuando uno
tiene el privilegio de visitar la Riviera Maya. Si bien es de mucho menor
tamaño que otros sitios arqueológicos que se encuentran relativamente cerca
como Cobá o el archiconocido Chichen Itzá, el enclave en el que se encuentra
situado, a las orillas del Mar Caribe y rodeado de selva tropical, lo
convierten en un lugar de una exquisita belleza, imposible de no fascinar a
todo aquel que llega a visitarlo.
La cercanía con los dos grandes focos turísticos de la
Península del Yucatán, Cancún y Playa del Carmen, hacen que Tulum esté siempre
repleta de turistas que hacen excursiones de un día para visitar las ruinas y
bañarse en las cristalinas aguas con hermosas playas de arena blanca que bañan los alrededores del
sitio.
Conocida en la antigüedad como Zama (amanecer en lengua
maya), fue una ciudad consagrada al culto al dios Kukulcán que en su momento
fue uno de los principales núcleos de comercio de la civilización maya. En la actualida se encuentra dentro del denominado Parque Nacional de Tulum y estuvo habitado hasta el comienzo de la colonización española de México.
Sin duda, el edificio más representativo de todo el lugar es
el que hoy en día se conoce como “el castillo”, una estructura que hacía las
veces de faro que ayudaba a las embarcaciones que se acercaban a la ciudad
Para finalizar y como curiosidad, comentaros que Tulum es el lugar en el que se rodaron las escenas finales de Planet Terror, aquella ultraviolenta película de Quentin Tarantino y Robert Rodríguez en la que la protagonista, a la que daba vida Rose McGowan, en lugar de una de sus piernas tenía una ametralladora.
A unos 50 kilómetros de la ciudad de Valladolid, la tranquila ciudad en la que habíamos establecido nuestro campamento base, se erigía y erige la soberbia Chichén Itzá (que en castellano se traduciría por algo así como la "Boca del pozo (Chichén) de los brujos de agua (Itzá)", centro ceremonial que data del siglo XII y que en 1988 fue designado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Hoy por hoy el sitio arqueológico de Chichén Itzá es quizás el más conocido de todos aquellos que han sobrevivido el embate del tiempo de los que en su momento pertenecieron a la civilización Maya, teniendo buena parte de culpa de que esto sea así el que en su interior se ubique la pirámide de Kukulcan, que puede ser considerada, sin duda, como uno de los iconos más reconocibles de todo México:
Pirámide de Kukulcan
Kukulcan era el el dios al que estaba consagrado toda la ciudad de Chichén Itzá, que en teoría se correspondería con el dios Quetzalcóatl (literalmente Serpiente emplumada) de los toltecas, lo que explicaría la razón por la que por todo el sitio arqueológico se pudieran ver gran cantidad de símbolos representando a éste animal:
En todo caso, los 91 escalones de cada una de las 4 caras de la construcción, que por cierto no nos permitieron subir, eran suficientes para dotar a la misma de una altura y una belleza majestuosas:
Afortunadamente para el que la visita, los tesoros de Chichén Itzá no se limitan, ni con mucho, a la pirámide de Kukulcan. Entre los elementos que completan el sitio arqueológico es imperdible el detenerse a admirar los restos del edificio que se conoce como "El Caracol", del que se tienen evidencias que era utilizado por los mayas como observatorio astronómico:
Sin duda, digno de destacar para un amante del baloncesto como es el que escribe esta líneas, es el complejo conocido como "Juego de pelota", una enorme cancha destinada a la práctica de un deporte ritual conocido en nuestros días como "juego de pelota mesoaméricano" que consistía, según se cree, porque no existen evidencias concluyentes, en conseguir mantener en juego, sin que cayera al suelo, una pelota de un material similar al caucho, el mayor tiempo posible, sirviendo los aros vertícales adosados a las paredes para ganar el juego de forma automática. Aunque tampoco se sabe a ciencia cierta, se cree que en ocasiones, los participantes que caían derrotados, podían ser sacrificados en honor de alguna divinidad:
Finalmente es digno de destacar, más por su valor histórico, que por razones estéticas, el "Cenote sagrado", una especie de laguna natural que en su momento se cree que fue lugar de peregrinación habitual de los mayas y en el que se han encontrado evidencias de que se realizaban sacrificios de animales y humanos como partes de rituales religiosos:
Y tras la visita al cenote, no sin antes descansar aprovechar para descansar un poquito "a la fresca", dimos por finalizada nuestra visita a Chichén Itzá empezando a planear la siguiente etapa del viaje, que habría de llevarnos a las fantásticas playas del Caribe que se pueden encontrar en la Riviera maya:
Llegar a Tikal no fue tan fácil como nos hubiera gustado. Por supuesto que desde Lanquín no había ningún transporte que nos llevara directo hasta Flores, la ciudad desde la que casi todo el mundo iba a las ruinas de Tikal, así que a eso de las 6 de la mañana conseguimos un transporte para ir a hasta xxx desde donde esperábamos encontrar algún autobús que nos llevara a Flores, ya que el precio que nos cobraba la empresa que nos llevaba hasta Cobán por hacer allí trasbordo y llevarnos a Flores nos parecía un auténtico timo.
Tras casi 3 horas de viaje llegamos a Cobán y nos fuimos directos a su estación de autobuses donde nos encontramos con la desagradable sorpresa de que el único autobús que partía hacia Flores ya había salido hacía tiempo, así que tuvimos que volver con el rabo entre las piernas empresa que nos trajo desde Lanquín e irnos con ellos. Aun así pudimos salvar un poco nuestro orgullo y conseguimos que nos hicieran una pequeña rebaja sobre el precio que nos habían dicho inicialmente así que nos fuimos contentos.
Además ál subir a la furgo-taxi que había de conducirnos a nuestro destino nos encontramos con una agradabilísima sorpresa pues allí, junto a una docena de turistas, la mayoría guiris de solemnidad estaba Luis, el chico con el que hicimos parte del viaje por Costa Rica que iba al mismo sitio y con el que las interminables horas por carreteras guatemaltecas se hicieron más amenas poniéndonos al día mutuamente de nuestras andanzas.
En esas estabamos cuando a mitad de camino el conductor para la furgoneta frente a un rio y nos dice que tenemos que bajarnos, que la carretera se acaba ahí y que para continuar el viaje tienen que subir la furgoneta con todas nuestras mochilas a una balsa para cruzar el rio, mientras nosotros lo cruzamos en otra distinta.
Le hacemos caso sin rechistar y mientras esperamos nuestro turno para cruzar el rio aprovechamos para hacer unas fotos del espectáculo que nos rodeaba:
Al poco rato llego nuestro turno de cruzar el rio y una vez en la otra orilla seguimos sin más sobresalto, bajo un calor asfixiante nuestro camino hasta Flores, la ciudad a orillas del lago Petén Itza desde la que, como ya he comentado anteriormente la mayor parte de la gente toma como base para ir a visitar las ruinas de Tikal.
Sin embargo nosotros teníamos otros planes, ya que unos meses atrás, estando en Cuzco, Manuel, el chico francés que vivía en Barcelona nos comentó que su padre había vivido varios años en un pueblito a orillas del Petén Itza llamado El Remate que era mucho más agradable que Flores, ya que todavía se mantenía al margen de la masificación turística que había sufrido esta última.
Por su parte los fulanos que nos llevaban hasta Flores tenían sus propios planes para nosotros, ya que como sabían que nadie de los que iba en el autobús (al cruzar el rio habíamos cambiado la furgoneta por un pequeño autobús con lo que ibamos considerablemente más cómodos) tenía reservado alojamiento alguno, pretendían que nos repartieramos entre los dos o trs hoteluchos que su agencia tenía en Flores asegurándonos que eran los más baratos y los mejores de toda la ciudad. Tantas ganas tenían de que nos quedásemos con ellos que cuando les dijimos que nosotros nos bajabamos y que nos ibamos a El Remate, nos mintieron en nuestra propia cara diciendonos que era imposible ir hasta allí pues no había transporte alguno y que si queríamos ir ellos se ofrecían a cambio de 20 dólares por cabeza. A todo esto los guiris encantados de que les solucionaran la papeleta dispuestos a gastar lo que fuera necesario siempre que les aseguraran que no iba a haber problemas.
Como algunos de los yankis que iban en el bus no tenían dinero paramos en un cajero para que pudieran sacar los dólares en forma de quetzales (la moneda guatemalteca) que pronto iban a engrosar los bolsillos de los dueños de la agencia que nos transportaba. Nosotros por nuestra parte aprovechamos la coyuntura para bajarnos a preguntar si había alguna forma de ir a El Remate aparte de en transporte privado y como ya sospechábamos nos dijeron que por supuesto y que por el equivalente a un dólar justo en la esquina en la que habíamos pagado cada media hora pasaba una furgonetita que estaría encantada de transportarnos.
De malas maneras volvimos al autobús recriminándole al fulano de la agencia que nos hubiese intentado estafar de aquella forma, a lo que no os creais que el tipo se puso ni colorado. Nos dijo que era su trabajo, nos bajo las mochilas y con toda la prisa del mundo salió pitando pues nosotros ya les estabamos explicando a los yanquis el intento de timo del que habíamos sido objeto, aunque los idio-USA no os creeais que hicieron mucho caso. Basicamente les daba igual pagar lo que fuera necesario siempre que les llevaran y trajeran a Tikal sin más inconvenientes.
Ahí les dejamos y al poco rato ya estabamos en El Remate donde no tardamos en encontrar un hotelito en su misma orilla con unas vistas del lago espectaculares:
En el hotel nos comentaron que tenían a disposición de los clientes que lo desearan unas canoas para ir a remar un poco por el lago, así que después de comer algo y echarnos una siestita, cuando ya la tarde empezaba a caer ni cortos ni perezosos nos fuimos a navegar por el mismísimo lago sagrado de los Mayas.
Y así, encima de sendas canoas, tuvimos el privilegio de contemplar un hermoso atardecer en el lago Petén Itzá de Guatemala, un privilegio que no pudimos pasar la ocasión de inmortalizar en un modesto vídeo:
Como la noche se nos estaba echando encima y no era plan de que nos sorprendiera en medio del lago volvimos al hotel y tras la correspondiente duchita nos fuimos al pueblo de El Remate a buscar alguna forma de transporte que nos llevara al día siguiente a las ruinas de Tikal.
Estuvimos dudando un poco si esperar un día más para ir a visitarlas ya que una de las cosas que se ofrecían era ver el amanecer en las ruinas partiendo muy temprano para Tikal (a eso de las 4:30 de la madrugada), pero como nos dijeron que las posibilidades de tener un buen amanecer en aquella época del año eran nulas, finalmente decidimos que iríamos en un transporte que nos recogería a las 7 menos cuarto para estar a eso de las 7:30 visitando las ruinas.
Dicho y hecho. A la mañana siguiente bien temprano ya estábamos en las puertas de Tikal dispuestos a sumergirnos de lleno en la historia de los Mayas:
Para los que no esteis muy puestos en la historia de los antiguos Mayas, deciros que Tikal fue una de las ciudades-estado más importantes de esta civilización y que en su época de máximo apogeo llegó a tener más de 150.000 habitantes, lo que curiosamente fue además su condena, ya que al no poder abastecer de agua las necesidades de tanta población fue siendo poco a poco abandonada por sus pobladores hasta que se quedó totalmente abandonada.
Por otra parte esto fue fundamental para que hoy en día se conserve de la forma tan excepcional en que lo está, ya que como dicho abandono ocurrió varios siglos antes de la llegada de los españoles, le vegetación fue cubriendo los distintos edificios y templos con lo que con el paso del tiempo, llegaron a fundirse con la jungla en medio de la cual estaba ubicada la ciudad.
Como llegamos muy temprano y apenas había turistas, decidimos que ibamos a ir a explorar las ruinas por nuestra propia cuenta sin contratar los servicios de un guia para así no tener a nadie que nos metiera prisas haciendo fotos y todo eso, con la idea de volver después y hacer de nuevo la visita pero ya con la ayuda de alguien que nos la explicara.
Tikal no es un sitio que se guarde sorpresas para el final. Desde el principio ya te muestra toda su majestuosidad con sus impresionantes templos dándote la bienvenida:
El templo de las fotos es el templo II, y para explicaros un poquito lo que es me voy a servir de wikipedia: El templo II, denominado "Templo de las Máscaras" o "Pirámide de La Luna", con una altura de 50 m, cierra la gran plaza por el lado oeste y es la tumba de la esposa de Hasaw Cha'an Kawil.
Y seguramente a muchos os sonará esta pirámide ... ¿donde he visto yo esto hace poco? os preguntareis. Bueno, aparte de en infinidad de documentales y libros de historia, la ciudad de Tikal estuvo hace poco en boca de muchos pues al parecer fue la inspiración para Mel Gibson a la hora de diseñar la ciudad Maya donde tiene transcurre gran parte de la acción de su controvertida película Apocalypto.
El caso es que volviendo a nuestra visita, una de las cosas que te dejan hacer en Tikal es subirte a la mayoría de los grandes templos que allí se encuentran, así que casi enseguida nos encaramamos a este templo II desde donde se tienen unas vistas privilegiadas del templo I ...
... y de la acrópolis que separa a ambos:
Siguiendo con las explicaciones de la wiki en español:
El templo principal (o también denominado templo I), que cierra la plaza por el lado este, es el denominado Templo del Gran Jaguar, con una altura total de 55 m. Se piensa que fue construido hacia el año 700, y es la tumba de Hasaw Cha'an Kawil, el que devolvió la supremacía de Tikal sobre las otros centros mayas, al derrotar sucesivamente a Waka', Caracol y Calakmul.
La Acrópolis Norte a la derecha de estos Templos es un conjunto de Pirámides más pequeñas y que fueron la Tumba de los Primeros Señores de Tikal.
Y después vuelta a bajar las infinitas escaleras que subían al templo II en busca de nuevos lugares de la ciudad:
Paseando entre ruinas, disfrutando de todo lo que veíamos y sintiendonos privilegiados pq el lugar estaba prácticamente desierto de turistas nos parabamos a tomarnos fotos en cada rincón que nos llamaba la atención:
Posteriormente dirigimos nuestros pasos hacia el templo IV, el más alto de todo el complejo con nada más y nada menos que 64 metros. Conocido también como el Templo de la serpiente Bicéfala, la vista desde su parte más alta es absolutamente increible (incluso se utilizó en la primera de las pelis de La Guerra de las Galaxias) ya que desde la misma se ven sobresalir los picos de los distintos templos piramidales del complejo:
Maravillados aún por la vista que acababamos de contemplar, decidimos seguir con nuestra visita y nos dirigimos hacia un grupo de estructuras que según nuestra guía servían de elementos funerarios:
Allí el cansancio venció a Vivu por lo que aprovechó para echarse un par de siestecitas para recuperar fuerzas:
Yo mientras tanto seguí explorando los distintos edificios del recinto y aprovechando para sacarme algunas fotillos por mi cuenta:
Con Vivu ya recuperada, decidimos ir hacia el Templo III, desde donde se tenían unas magníficas vistas del área que se conoce como Mundo perdido.
Mundo Perdido es la parte más antigua cronológicamente de todo el recinto. Cuenta de varios edificios, algunos de ellos fechados hasta en el 800 A.C de los que el más importante es el que se conoce como La Gran Pirámide. Es templo era usado por los mayas como observatorio de las estrellas y su importancia se demuestra en el hecho de que se conserva tal y como fue construido inicialmente, sin sufrir las modificaciones que en la mayoría del resto de los templos del recinto se desarrollaron a lo largo de la historia.
Las vistas desde su parte más alta, nuevamente sensacionales, en especial las de el pico de la pirámide del templo IV (recordad, el más alto de todo Tikal) que se elevaba majestuoso por encima de los altísimos árboles de la selva guatemalteca.
Después de bajar, no sin esfuerzo, las innumerables escaleras de La Gran Pirámide, decidimos que era tiempo para almorzar algo. Tras dar buena cuenta de las vituallas que nos habíamos traido para calmar un poco el hambre decidimos que ahora ibamos a ir a contratar los servicios de un guía para una vez hechas todas las fotos con la calma que nosotros queríamos, unirnos a un grupo y que nos explicaran un poco la historia de esta mítica ciudad.
Nuestra sorpresa fue cuando llegamos a la zona donde esperaban los guias y nos dijeron que a esa hora era muy difícil armar un grupo por lo que se ofrecían a llevarnos a nosotros sólos, pero a un precio bastante alto. No recuerdo cuanto dinero exactamente nos pedían, pero el caso es que después de regatear bastante, conseguimos que nos lo rebajara sensiblemente por lo que finalmente nos fuimos los dos sólos junto a nuestro recién contratado guía a recorrer de nuevo Tikal.
Basicamente volvimos a visitar los de nuevo los mismos lugares en los que ya habíamos estado antes, pero en esta ocasión con unas explicaciones que nos fascinaron hasta tal punto que al final de la visita acabamos pagándole al guía la cantidad inicial que nos había pedido y que nosotros habíamos conseguido que nos rebajara, pues entendíamos que la experiencia de visitar las ruinas junto a él valía bastante más que lo que incluso él nos solicitaba.
Por supuesto que seguimos haciendo innumerables fotos de todos los lugares a los que nos dirigía sabiamente el guía, pese a que ya hubieramos estado allí antes. Además, el sol brillaba ahora de una forma espectacular por lo que las fotos eran ahora mucho más bellas que las que habíamos tomado por la mañana:
Nuestro guía fue el que nos explicó que tan sólo entre un 10 y un 15% de lo que fue la ciudad de Tikal ha sido restaurada y que hay incluso elevaciones enormes del terrenos que prodrían confundirse con pequeñas montañas que en realidad son templos que el tiempo ha recubierto de vegetación y que están esperando a su turno para volver a ver la luz. Nos explicó como la mayor parte de los esfuerzos de restauración son por parte de gobiernos extranejeros, entre los que según nos dijo destacaban los de España y Japón que invertían grandes cantidades de dinero en misiones arqueológicas:
Además nos llevó a un templo que aún no habíamos tenido ocasión de visitar por encontrarse bastnante alejado de los demás. Se trataba del Templo V, que precisamente había sido restaurado recientemente por un equipo de arqueólogos españoles. Era uno de los que estaba mejor conservados, aunque según nos explicó era también uno de los que más misterios guardaba todavía pues no se había encontrado aún pista alguna que delatara cual podía ser su función en tiempos de los mayas.
Este era otro de los templos a los que era posible subir, si bien su enorme altura (57 metros, el segundo más grande de todo el recinto) y la estrechísima escalera que se utilizaba para tal fin, hacían pensarselo a uno dos veces. Por supuesto que nosotros finalmente decidimos subir y las vistas desde su parte más alta una vez más volvieron a no defraudarnos en absoluto:
Una vez terminada la visita a este templo, decidimos que ya teníamos suficiente de Tikal. Agradeciéndole infinitamente al guía sus explicaciones nos dirigimos a la salida del recinto, donde antes de marcharnos nos hicimos unas fotos con unas espectaculares maquetas del sitio arqueológico que allí había:
Y así felices por la visita y con la sensación de haber conocido uno de los lugares más espectaculares que hay sobre la faz de la tierra nos subimos satisfechos al autobús que nos llevó de vuelta al "remate". A partir de aquí serían muchas las ruinas mayas que visitaríamos en Méjico, pero desde luego ninguna volvería a llenarnos tanto como la impresionante Tikal, tan importante para los guatemaltecos que incluso es el símbolo que aparece en la matrícula de todos sus coches: