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martes, 27 de noviembre de 2012

Tulum, la joya (no tan) escondida de la Riviera Maya

De entrada, de Tulum se puede decir, sin riesgo alguno a caer en la exageración, que es una de las joyas que sí o sí hay que conocer cuando uno tiene el privilegio de visitar la Riviera Maya. Si bien es de mucho menor tamaño que otros sitios arqueológicos que se encuentran relativamente cerca como Cobá o el archiconocido Chichen Itzá, el enclave en el que se encuentra situado, a las orillas del Mar Caribe y rodeado de selva tropical, lo convierten en un lugar de una exquisita belleza, imposible de no fascinar a todo aquel que llega a visitarlo.

La cercanía con los dos grandes focos turísticos de la Península del Yucatán, Cancún y Playa del Carmen, hacen que Tulum esté siempre repleta de turistas que hacen excursiones de un día para visitar las ruinas y bañarse en las cristalinas aguas con hermosas playas de arena blanca que bañan los alrededores del sitio.



Conocida en la antigüedad como Zama (amanecer en lengua maya), fue una ciudad consagrada al culto al dios Kukulcán que en su momento fue uno de los principales núcleos de comercio de la civilización maya. En la actualida se encuentra dentro del denominado Parque Nacional de Tulum y estuvo habitado hasta el comienzo de la colonización española de México. 






Sin duda, el edificio más representativo de todo el lugar es el que hoy en día se conoce como “el castillo”, una estructura que hacía las veces de faro que ayudaba a las embarcaciones que se acercaban a la ciudad





Para finalizar y como curiosidad, comentaros que Tulum es el lugar en el que se rodaron las escenas finales de Planet Terror, aquella ultraviolenta película de Quentin Tarantino y Robert Rodríguez en la que la protagonista, a la que daba vida Rose McGowan, en lugar de una de sus piernas tenía una ametralladora.


viernes, 5 de agosto de 2011

Palenque: la sobrecogedora ciudad maya.

Como tenía la (falsa) sensación de que estaba mucho mejor de mi enfermedad, cuando lo único que pasaba era que me había recuperado un poco de una gastrointeritis de caballo, decidimos aventurarnos a conocer el sitio arqueológico de Palenque donde esperábamos encontrarnos con los vestigios de una antigua localización precolombina maya.

Llegamos muy temprano en la mañana con lo que prácticamente no había turistas, así que pudimos disfrutar casi en exclusiva del impresionante lugar que se abría ante nuestros ojos:


Palenque es un majestuoso conjunto arqueológico que abarca más de 2,5 kilómetros cuadrados pero que en la actualidad se estima que tan sólo se han sacado a la luz el 10% de los tesoros que el abandono por parte de los mayas y la acción del paso del tiempo mantuvo alejado de las "destructivas" manos de los conquistadores españoles, que por aquella época no se caracterizaban precisamente por respetar el patrimonio cultural de los pueblos que conquistaban.

De entre la cantidad de magníficos edificios que alberga el sitio arqueológico, no en vano en 1987 fue designado Patrimonio de la Humanidad (sí, exactamente igual que Cáceres), sin duda el más impresionante es el Templo de las Inscripciones o Templo I, un lugar ceremonial-funerario, que según Wikipedia se construyó en el 675 d.C






Al contrario que en el archiconocido y ultravisitado templo de Kukulcán de Chichen Itzá, por fortuna para nosotros, el templo de las Inscripciones era un lugar al que aún se permitía "escalar" para acceder a su interior, en el cual tuvimos el privilegio y el honor de poder visitar la cripta donde se encuentra el sarcófago que contiene los restos mortales del Rey Pacal, el más conocido de los señores de Palenque:



Una vez mostramos nuestros respetos a tan ilustre personaje, al que dejamos plácidamente disfrutando de su descanso eterno, decidimos explorar un poco más el sitio, encontrándonos con algunos de los increíblemente bien conservados relieves que tan conocido han hecho a este lugar:




Maravillados por cuanto nos rodeaba, llegamos al conjunto de construcciones que se conocen como El Palacio, un complejo de edificios interconectados, que fueron construidos, remodelados y modificados a lo largo de cuatrocientos años, sobre una terraza artificial que le dan un aspecto homogéneo y que descansan junto a la gran torre que constituye su elemento más característico y que se cree, sirvió en su momento como observatorio astronómico.





Podríamos seguir comentando uno por uno los innumerables tesoros que alberga Palenque... el templo del Sol, el templo de la Cruz, el juego de Pelota, pero la verdad es que si intentáramos ser exhaustivos, por un lado no acabaríamos nunca, y por otra el visitante ocasional sin duda acabaría abandonando el blog abrumado y aburrido por tanta cháchara por nuestra parte, por eso preferimos dejar que otros sitios más sesudos se ocupen de la historia y nosotros os dejamos con los impresionantes recuerdos que en forma de imágenes nos trajimos de la imperial ciudad maya de Palenque:













Eso sí, no nos podemos despedir sin antes recomendaros que si tenéis el privilegio de visitar el sitio, por un lado os acordéis llevar protección para el sol y por otro que a las horas centrales del día os busquéis una buena cama de piedra con quince siglos de antigüedad para echar una buena siesta... buen, al menos eso es lo que hicimos nosotros y no nos fue nada mal:

martes, 9 de octubre de 2007

Copán: primer encuentro con la cultura Maya

Nos levantamos, una vez más, demasiado temprano. El ferry que había de llevarnos de vuelta al continente salía a las 6 de la mañana (el siguiente no partía hasta el medio día) y los tickets sólo se vendían antes de embarcar, así que a las 6 menos 20 ya estabamos con todo el equipo haciendo la cola para comprar los nuestros.

Había tanta gente esperando en la ventanilla que por un momento pensamos que nos ibamos a quedar sin sitio en el barco. Afortunadamente no fue así y a eso de las 6 y 20 ya estabamos abandonando el puerto de Utila para llegar una hora después más o menos a La Ceiba.

Por delante nos quedaba una jornada agotadora antes de llegar a nuestro destino: Copán Ruinas, la ciudad situada al lado del sitio arqueológico de Copán que pretendíamos visitar al día siguiente. Tras innumerables transbordos, a la altura del mediodía ya habíamos llegado a San Pedro Sula, la segunda ciudad más grande de Honduras y sin lugar a dudas una de las más feas y desagradables por la suciedad de sus calles y lo horrible de su arquitectura.

No obstante, tampoco es que nos quedaramos mucho tiempo para admirar sus encantos ya que tan pronto como llegamos nos tomamos un bus urbano buscando de la terminal de autobuses desde la que se partía al pueblo al que teníamos que ir para hacer el transbordo hacia las ruinas (aquí los taxistas que estaban en la estación a la que llegamos nos intentaron timar una vez más jurandonos por la salud de sus hijos que no había otra forma de llegar a la estación más que por medio de un taxi que nos querían vender a precios ridiculamente altos. Por supuesto que tras preguntar a un par de paisanos encontramos el "inexistente" bus y por una cantidad muchísimo menor llegamos al lugar deseado).

Ya estabamos en el penultimo pueblo antes de Copán Ruinas y a nuestras espaldas quedaban incontables transbordos e interminables horas de viaje. Viendo que nuestro destino estaba ya tan cerca nos relajamos un poco y nos pusimos a hacer fotos a las cosas que veíamos como el ritual que se formaba en cada parada de autobuses con un montón de gente intentando vender sus productos por las ventanillas o metiendose directamente en el bus con toda clase de refrigerios.



Por fin, después de cruzar medio pais en un día llegamos a nuestro destino:la ciudad de Copán Ruinas , una pequeña localidad situada a escasos kilometros del sitio arqueológico en la que pretendíamos descansar antes de visitar al día siguiente el mismo.

Una vez que conseguimos alojamiento nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo que tampoco es que fuera nada del otro mundo, pero por comparación con San Pedro Sula y Tegucigalpa Tegucigalpa nos pareció hermosísimo:







Tras informarnos de que las ruinas se podían ver perfectamente en un día, como el pueblo tampoco tenía mucho más que ofertar, decidimos contratar un transporte privado que por 10 dolares cada uno se comprometía a llevarnos al día siguiente hasta la ciudad de Antigua , en la vecina Guatemala.

Para llegar a una hora medio decente a Antigua al día siguiente teníamos que salir de Copán antes de las 14 de la tarde lo que significaba que como mucho teníamos hasta las 13 para visitar el sitio arqueológico, lo que a su vez quería decir que al día siguiente nos esperaba otro madrugón considerable, así que tras conseguir algo de cena y ver un rato la tele en la habitación de nuestro hotel ya estabamos durmiendo intentando recuperar algo de fuerzas para el día que se avecinaba.

Dicho y hecho. A eso de las 7 de la mañana nos despertamos y tras un frugal desayuno nos pusimos en camino rumbo al complejo arqueológico de Copán, el cual estaba situado a unos 3 kms de la ciudad y al que se llegaba caminando en menos de media hora. Como teníamos tiempo antes de que abriera el sitio decidimos darnos el paseo, pese a que los timadores de siempre (lo de los taxistas es universal, son unos auténticos h...) nos asegurasen que el sitio estaba a mucha más distancia y que nos iba a llevar varias horas llegar hasta allí si no era en coche.

Nosotros les ignoramos y cual Dorothy en El mago de Oz, nos dispusimos a seguir nuestro camino de baldosas (que este caso no eran amarillas sino blancas) que había de llevarnos hasta las mismisimas puertas de las ruinas de lo que un día fue una de las más importantes ciudades del imperio Maya.





Las ruinas de Copán fueron las primeras ruinas Mayas que ibamos a visitar en los meses venideros y quizás por eso las recuerdo con especial cariño. Luego hubo otras más imponentes (las de Tikal por ejemplo) aunque también algunas decepcionantes (como las de Chichen Itza, que no es que no fueran majestuosas, es que con todo el bombo que le habían dado con la pantomima esa de las Nuevas maravillas del mundo, nos dejaron bastante frios), pero en definitiva estas fueron las primeras y recuerdo perfectament como me quedé maravillado por el excelente estado de conservación que presentaban así como por la altura de sus edificios.

Para que os hagais una idea de como debió ser la ciudad en los tiempos de los Mayas aquí os dejamos una foto que le hicimos a una maqueta que había a la entrada del sitio, donde se puede apreciar la grandeza del lugar:



Los edificios que se ven en la maqueta son los que corresponden al grupo principal de la ciudad en los que ahora mismo se centra el estudio de los arqueólogos, aunque sólo corresponde con una pequeña parte de lo que debió ser realmente la ciudad ya que se estima que no se ha rescatado ni un 10% del total de lo que debió ser Copán hace siglos.

Ya dentro del sitio, lo primero que nos llamó la atención era lo bien conservado que estaban los edificios sobre todo si los comparabamos con las ruinas Inca que habíamos visitado por toda Sudamérica:







La explicación de este fenómeno estaba en la propia historia de la cultura Maya y en, como consecuencia de dicha historia la no actuación de los españoles. Al parecer la decadencia de los Maya no se produjo por otro fenómeno más que por su crecimiento descontrolado. En la ciudad de Copán llegaron a vivir más de 25.000 personas por lo que llegó un momento en que resultó imposible el alimentarlas (y sobre todo darles de beber) a todas, lo que produjo un abandono de los principales núcleos urbanos en busca de condiciones más favorables para la vida. Esto hizo que cuando los españoles llegaron a sus dominios, la mayoría de las ciudades estaban ya abandonadas por lo que no se produjeron enfrentamientos y en muchos casos ni tan siquiera llegaron a ser descubiertas ya que la maleza las cubría totalmente.

Pero volviendo a lo que nos ocupa, tuvimos la suerte de ser las primeras personas que llegamos al sitio arqueológico por lo que pudimos disfrutar del mismo practicamente en exclusiva, sin tener que soportar las hordas de turistas que llegarían en unas horas, por lo que nos pudimos pasear por el juego de pelota (como lo hace si os fijais Vivu en una de las fotos de más arriba) o disfrutar de la escalinata de los jeroglíficos en total paz y armonía:







La escalinata de los jeroglíficos que podeis ver más arriba es una de las construcciones más impresionantes del sitio. En la misma se sospecha que puede estar escrita la historia completa de la ciudad y sus enfrentamientos con otras ciudades, y digo se sospecha pq todavía no se han podido desfricar exactamente que significan exactamente los jeroglíficos, pero la teoría aquó expuesta es la más aceptada.

Tras admirar la escalinata de los jeroglíficos, subimos a un templo desde el que se podía disfrutar del sitio arqueológico desde las alturas:





Además, una de las cosas que más nos gustó de Copán era la cantidad de detalles en forma de relieves, estatuas etc que habían aguantado perfectamente el paso del tiempo y que aquí se nos mostraban en todo su esplendor en cada templo o edificación a la que accedíamos:

















Y así paseando y perdiéndonos entre la magnífica ciudad Maya llegamos al otro Juego de pelota que se había restaurado de la ciudad, auténtico antecesor del baloncesto moderno en el que dos equipos luchaban por con sus hombros, muslos y cabeza introducir una pelota de no se sabe muy bien que material por un diminuto círculo de piedra que sobresalía de las paredes. Los jugadores eran auténticos elegidos y los perdedores eran sacrificados lo cual al parecer para ellos era todo un honor (en realidad no tenemos muy claro si los sacrificados eran los que perdían o los que ganaban pues en cada sitio Maya que visitabamos nos decían una cosa distinta:



Después de esto llegamos a otro de los lugares más emblemáticos del yacimiento arqueológico: el cementerio, todo rodeado de templos dedicados a la muerte y del cual se habían extraido numerosos restos humanos así como ofrendas dedicadas a los distintos dioses Maya:



Y fue precisamente aquí donde nos dimos cuenta de que Vivu era en realidad la reencarnación de una hermosa diosa Maya, pues el parecido con la misma era asombroso:



Increible ¿verdad?. Después de este hallazgo lo único que nos quedaba por visitar era el famoso altar de piedra donde se representaban a los 16 gobernantes que había tenido la ciudad y un montón de jeroglíficos con su historia, aunque la mayoría de ellos todavía no habían sido descifrados:



Con tiempo más que de sobra para volver a la ciudad a tiempo para recoger nuestras cosas del hotel nos dirigimos felices a la salida del sitio arqueológico donde nos paramos a ver unos curiosísimos loros en los que ya habíamos reparado a la entrada pero a los que no pudimos dejar de hacerles unas cuantas fotos pues sus hermosos colores nos fascinaron:



Y desandando el mismo camino de baldosas blancas por el que habíamos llegado nos volvimos a Copán Ruinas a comer algo y a enfilar rumbo a la siguiente estación en nuestro viaje: Guatemala.



Poco más nos quedaba por conocer en Honduras, quizás el pais de todos los que visitamos que menos nos gustó (alguno tenía que ser). En su descargo decir que todavía la nación no se había recuperado totalmente de los devastadores efectos del huracán Mitch y que eso se notaba perfectamente en la sensación de inseguridad y desorganización que se sentía en sus grandes ciudades. Esperamos en un futuro volver a este por otro lado tan hermoso pais para quitarnos este mal sabor de boca pq estamos seguros que el mismo va a ir para adelante y que dentro de poco será un auténtico placer recorrer sus rutas. Por otro lado tiene auténticos tesoros como la isla de Utila para los amantes del buceo o el propio Copán por lo que a poco que las cosas les salgan un poco bien a los hondureños seguro que la cosa va a cambiar para muchísimo mejor.

Para despedirnos de Honduras, nos quedamos con el detalle de sus matrículas que encierran un mensaje que todos deberíamos seguir especialmente en estos tiempos inciertos de cambios climáticos y demás barbaridades: