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viernes, 5 de agosto de 2011

Palenque: la sobrecogedora ciudad maya.

Como tenía la (falsa) sensación de que estaba mucho mejor de mi enfermedad, cuando lo único que pasaba era que me había recuperado un poco de una gastrointeritis de caballo, decidimos aventurarnos a conocer el sitio arqueológico de Palenque donde esperábamos encontrarnos con los vestigios de una antigua localización precolombina maya.

Llegamos muy temprano en la mañana con lo que prácticamente no había turistas, así que pudimos disfrutar casi en exclusiva del impresionante lugar que se abría ante nuestros ojos:


Palenque es un majestuoso conjunto arqueológico que abarca más de 2,5 kilómetros cuadrados pero que en la actualidad se estima que tan sólo se han sacado a la luz el 10% de los tesoros que el abandono por parte de los mayas y la acción del paso del tiempo mantuvo alejado de las "destructivas" manos de los conquistadores españoles, que por aquella época no se caracterizaban precisamente por respetar el patrimonio cultural de los pueblos que conquistaban.

De entre la cantidad de magníficos edificios que alberga el sitio arqueológico, no en vano en 1987 fue designado Patrimonio de la Humanidad (sí, exactamente igual que Cáceres), sin duda el más impresionante es el Templo de las Inscripciones o Templo I, un lugar ceremonial-funerario, que según Wikipedia se construyó en el 675 d.C






Al contrario que en el archiconocido y ultravisitado templo de Kukulcán de Chichen Itzá, por fortuna para nosotros, el templo de las Inscripciones era un lugar al que aún se permitía "escalar" para acceder a su interior, en el cual tuvimos el privilegio y el honor de poder visitar la cripta donde se encuentra el sarcófago que contiene los restos mortales del Rey Pacal, el más conocido de los señores de Palenque:



Una vez mostramos nuestros respetos a tan ilustre personaje, al que dejamos plácidamente disfrutando de su descanso eterno, decidimos explorar un poco más el sitio, encontrándonos con algunos de los increíblemente bien conservados relieves que tan conocido han hecho a este lugar:




Maravillados por cuanto nos rodeaba, llegamos al conjunto de construcciones que se conocen como El Palacio, un complejo de edificios interconectados, que fueron construidos, remodelados y modificados a lo largo de cuatrocientos años, sobre una terraza artificial que le dan un aspecto homogéneo y que descansan junto a la gran torre que constituye su elemento más característico y que se cree, sirvió en su momento como observatorio astronómico.





Podríamos seguir comentando uno por uno los innumerables tesoros que alberga Palenque... el templo del Sol, el templo de la Cruz, el juego de Pelota, pero la verdad es que si intentáramos ser exhaustivos, por un lado no acabaríamos nunca, y por otra el visitante ocasional sin duda acabaría abandonando el blog abrumado y aburrido por tanta cháchara por nuestra parte, por eso preferimos dejar que otros sitios más sesudos se ocupen de la historia y nosotros os dejamos con los impresionantes recuerdos que en forma de imágenes nos trajimos de la imperial ciudad maya de Palenque:













Eso sí, no nos podemos despedir sin antes recomendaros que si tenéis el privilegio de visitar el sitio, por un lado os acordéis llevar protección para el sol y por otro que a las horas centrales del día os busquéis una buena cama de piedra con quince siglos de antigüedad para echar una buena siesta... buen, al menos eso es lo que hicimos nosotros y no nos fue nada mal:

viernes, 21 de enero de 2011

El Panchán, Misol Ha y Agua Azul


Han pasado muchísimos meses, más de un año y medio si la memoria no me falla, desde que posteamos la última entrada en la que narrábamos parte de nuestro viaje por tierras latinoamericanas. Tanto tiempo hace que curiosamente el destino nos ha acabado trayendo de vuelta a América, a este maravilloso país desde el que escribo estas líneas, Chile, al que llegamos hace ya más de un año y que tantos buenos momentos nos está deparando.

Pese a todo, nunca hemos perdido de vista el hecho de que el blog está inacabado, así que lo volvemos a retomar, justo en el punto en que lo dejamos, en el cruce por agua de aquella frontera entre Guatemala y México, con la intención de seguir avanzando en nuestra historia a paso firme pero tranquilo, que es como nos gusta a nosotros disfrutar de los viajes.


Una vez pisamos suelo mexicano, la bienvenida que nos deparó el país de los aztecas no pudo ser menos amistosa. El primer contacto que tuvimos con un mexicano fue con el agente de aduanas que nos endoso un papelito que nos dijo teníamos que pagar antes de abandonar el país (sopena de una terrible multa) y que no recuerdo su importe exacto pero era seguro de varias decenas de dólares. Tras recibir tan inesperado "regalo", proseguimos camino a toda velocidad por las rutas de chiapas hasta llegar a nuestro primer destino: la ciudad de Palenque.


Palenque ciudad no era un lugar poco hospitalario ni mucho menos, pero otros amigos viajeros nos habían recomendado con muchísisma insistencia que si ibamos a esta zona de México nos alojaramos en una especie de complejo turísitico llamado El Panchan, que estaba a muy pocos kilómetros de la ciudad de Palenque a medio camino entre esta y el sitio arqueológico, principal atracción del lugar. Así que sin dudarlo demasiado y tras comer algo tomamos un transporte que nos llevó hasta El Panchán que la verdad es que resultó un sitio hermosísimo siutado en medio de la selva:

Como estábamos bastante cansados, el día que llegamos a El Panchán lo dedicamos a descansar hasta que por la noche fuimos a cenar a un restaurante situado en el mismo complejo. Allí pudimos asistir mientras degustábamos una deliciosa cena a un magnífico espectáculo de poi con cadenas de fuego:



La cena además de deliciosa resultó ser venenosa para mis instestinos (Vivu por supuesto ni se enteró)... En algún lugar leí que a muchos españoles méxico les suele recibir con este tipo de gracia. La venganza de Moctezuma creo que lo llaman. En todo caso entre el clima asfixiante y lo mal que me sentó la cena lo cierto es que recuerdo que aquella noche apenas pude pegar ojo:

Al día siguiente amanecí demasiado débil para ir a ningún lado por lo que decidí quedarme a descansar en El Panchan mientras que Vivu por su parte se marchó a visitar dos lugares que nos habían dicho que eran paradisíacos: Misol Ha y Agua Azul. Algún día espero que Vivu pueda contar su experiencia aquel día en el que además creo recordar que hizo muy buenas migas con unas turistas españolas que conoció. Mientras llega ese momento de momento nos tendremos que contentar con las fotos que sacó de estos lugares que lo cierto es que son impresionantes: