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lunes, 29 de enero de 2007

San Isidro (Comienza la aventura)

Asi que despues de pasar la noche con la familia Kolla nos levantamos muy temprano a la mañana siguiente, ya que segun nos advirtio Jacinta, la madre, podia ser muy peligroso hacer el camino que llevaba a San Isidro (otra comunidad Kolla a unas 3 horas de viaje al otro lado de una de las montañas que se veian desde San Juan) si se largaba a llover.
En contra de mi criterio, el dia antes le habiamos dicho a Omar el guia que ibamos a hacer el trayecto solos, ya que segun nos habian dicho, una vez que se ascendia el cerro, el camino hacia nuestro destino era muy sencillo.
Asi que ni cortos ni perezosos, a eso de las 8 de la mañana ya estabamos en camino tras los pasos de una de las hijas menores de la familia que nos habia de conducir hasta el lugar donde se iniciaba la ascension a la montaña.



Afortunadamente el dia salio totalmente despejado por lo que se podia hacer el camino sin problemas. No obstante, justo cuando nos estabamos despidiendo, el marido de Jacinta nos solto como el que no quiere la cosa: "Ahhh, por cierto, tengan cuidado pq al inicio del camino hay unos perros medio bravos cuidando un corral ... mejor lleven un palo por si acaso"

Como lo dijo de forma tan desenfadada pensamos que los perritos en cuestion no debian de ser demasiado peligrosos, aunque de todas formas, cada uno nos hicimos con un buen palo por si las moscas.

Tras despedirnos de nuestra diminuta guia que nos dijo que los perros estaban al lado de un corral de chivos cubierto por una lona azul, comenzamos la ascension a la montaña.

No llevabamos ni 10 minutos caminando cuando nada mas acercarnos a la zona señalada, salieron a nuestro paso 2 perros con una actitud mas que amenazante. Uno de ellos era una especie de perro lobo y el otro era un chucho sin raza pero con los ojos inyectados en sangre y echando espuma por la boca y ambos corrian hacia nosotros con lo que a todas luces parecia la intencion de querer desayunarnos alli mismo.

Os juro que fue uno de los momentos de mi vida en los que he pasado mas miedo. De forma instintiva comenzamos a amenazarles con nuestros palos y a gritarles para que se alejaran, cuando, sin previo aviso, nos salio por detras nuestra un tercer perro con intenciones, al menos, tan siniestras como la de los otros dos.

De pronto nos vimos atrapados entre los 3 perros sin posibilidad de avanzar ni retroceder y con los animales cada vez mas cerca nuestra.

A pedradas, sin dejar de amenazarles con nuestros rudimentarios bastones conseguimos que los dos perros de alante se echaran a un lado por lo que nosotros pudimos avanzar un poco por el escarpado camino.

Con el corazon en un puño, gritandole a Vivu que corriera montaña arriba mientras yo no dejaba de lanzarles piedras conseguimos estar en una posicion bastante mas elevada que ellos lo que nos dio un poco mas de confianza en que podiamos salir ilesos de la aventura.

Finalmente, cuando nos alejamos lo suficiente del corral que vigilaban, los animales retrocedieron y nosotros escapamos definitivamente del peligro.

Exhaustos por el esfuerzo realizado nos detuvimos a descansar unos metros mas arriba felices por haber salidos indemnes de tamaña situacion. Tal fue el subidon de adrenalina que tuvimos que no hizo falta que en el resto de la ascension tomaramos las hojas de coca que la familia nos habia proporcionado para que combatieramos "el mal de altura" que podia darnos por subir tantos metros en tan corto espacio de tiempo.

La ascension fue increible y en ella hicimos alguna de las fotografias mas espectaculares de todo el viaje:











Y asi subiendo, subiendo, llegamos coronar el cerro que se interponia entre nosotros y San Isidro. Tan alto estabamos que veiamos a nuestro nivel las nubes que se pegaban a las montañas cercanas y que para desasosiego nuestro empezaban a mostrar un preocupante color negro.




No obstante se suponia que ya quedaba lo mas facil, el descenso hasta el pueblo que ya se divisaba desde las alturas.



Lamentablemente para nosotros nunca encontramos la senda que descendia hasta el pueblo y que al parecer discurria por la cima de toda la montaña hasta llegar a su extremo y bajar por la otra cara facilemente hasta San Isidro (todo esto lo supimos luego cuando estabamos ya a salvo en el pueblo).

Por el contrario lo que nosotros seguimos fue una senda que bajaba abruptamente por la ladera de la montaña por lo que a los 20 minutos de bajar nos dimos cuenta que el camino elegido no llevaba a ninguna parte por lo que buscamos una senda alternativa ... y despues otra y otra mas hasta darnos cuenta que estabamos totalmente perdidos en el medio de la montaña.

La desesperacion se empezo a apoderar de nosotros, mas que nada pq las nubes de las montañas cercanas estaban cada vez mas negras y sabiamos que si se ponia a llover ibamos a estar en un problema muy serio.

Afortunadamente la montaña estaba totalmente pelada por lo que la visibilidad era excepcional. El tiempo iba pasando y nosotros eramos cada vez mas temerarios por la angustia que teniamos de estar atrapados ... Bajamos mil veces y mil volvimos a subir al encontrarnos con un barranco que nos impedia el avance. Nos deslizamos casi verticalmente agarrandonos de los matorrales que cubrian toda la ladera ... Y asi tras varias horas de estar perdidos, al fin vimos una posible salida. A unos 100 metros debajo nuestro vimos un rebaño de cabras (sin pastor) que transitaban lo que parecia un camino. Como pudimos bajamos hasta donde las habiamos divisado y tras seguir bajando vimos lo que parecia un corral de piedras.

No os podeis imaginar la alegria que nos daba cada vez que en la precaria senda nos encontrabamos con una mierda de burro (pensabamos que si el burro habia subido hasta alli es pq debia haber alguna salida).

A todo esto el agua hacia tiempo que se nos habia acabado por lo que la sed empezaba a ser seria aunque ya estabamos mucho mas tranquilos pq habiamos descendido un monton y el camino no parecia ya tan dificil.

Tras otra hora de camino por fin conseguimos bajar hasta el rio que pasaba al lado de San Isidro.



Este tb se quedo atrapado, pero no tuvo nuestra suerte

Desesperados por conseguir agua tras unas 4 horas y media de aventura, logramos llegar hasta el pueblo donde encontramos un comedor donde recuperar fuerzas ... Nos bebimos dos botellas de litro y medio de agua en un instante y de repente nos dimos cuenta de que habiamos vuelto a la civilizacion ... en el mismo lugar que nosotros habia un monton de mochileros bonaerenses en su mayoria comiendo y algunos de ellos pidiendo la comida de esa forma que tienen los algunos porteños, que si no fuera pq estas viendolos delante tuyo podrias llegar a pensar que estan organizando el reparto de comidas en un proyecto de ayuda humanitaria en el Congo: "Chicos, pongamoles toda la onda y repartamonos por sectores pq hay gente que no ha ingerido comida desde hace varias horas y es imprescindible que organicemos esto pq la infraestructura del lugar es precaria y puede que demore mucho tiempo la salida de viveres" (mas o menos textual de la conversacion que escuhe en aquel comedor =P)

De todo lo anterior hemos sacado dos enseñanazas fundamentales:

1a. En los momentos de angustia no hay que dejar llevarse por la desesperacion, sino tener la cabeza fria y buscar las posibles soluciones a los problemas

2a (y mas importante). No vamos a volver a ir sin guia ni a la vuelta de la esquina (Ehhh Vivu?)

Tras saciar el hambre y la sed encontramos un alojamiento baratisimo: 5 pesos en una habitacion para nosotros solos con dos camas. Yo por supuesto me dormi el resto de la tarde, mientras Vivu (creo) que se fue a pasear por el pueblo a sacar algunas fotos.







Para que os hagais una idea, cuando crece el rio, que en la foto
parece un simple hilo, ocupa todo el ancho del cauce que se ve en
la imagen arrastrando rocas de todos los tamños.
Esto ocurre con muchisima frecuecia en verano ya que es la epoca
de lluvias.


El caso es que tras un par de horas de sueño redentor me desperte y al salir de la habitacion me encontre a Vivu charlando animadamente con dos personas, que resultaron ser un PAYASO de Bilbao y su novia argentina.

Lo de payaso lo pongo en mayusculas pq lejos de querer insultarle quiero dejar clara mi envidia por haber conocido a una persona con una profesion tan hermosa como la de payaso. Alli sacaron los bolos y las pelotas y acompañados de Vivu con sus cariocas se pusieron a hacer malabares increibles que hicieron las delicias de los niños de la casa en la que parabamos.

Lastimosamente no sacamos ninguna foto de ese encuentro ni de la cena posterior que compartimos junto a ellos y a un medico recien titulado de Buenos Aires, a la luz de las velas de un humilde comedor, bajo una tormenta intensisima y disfrutando de unas deliciosas empanadas acompañadas de unas Quilmes que definitivamente podrian haber estado mas frias.

A la mañana siguiente nos despertamos temprano de nuevo pq estabamos tan cansados que habiamos decidido hacer la vuelta de San Isidro a Iruya en caballo de lo cansados que nos habia dejado la paliza del dia anterior, y la unica forma de hacer la excursion era saliendo antes de las 9:30 de la mañana.

Asi que por primera vez en mi vida tuve la ocasion de verme a las riendas de un caballo (a Vivu le dieron una mula) en un paseo inolvidable por el cauce del rio de Iruya.





Aqui ademas deberia ir un video conmemorativo de tan señalada ocasion, pero problemas tecnicos (de momento) lo impiden.

Y asi, cabalgando, llegamos a Iruya y dimos por finalizados los dos dias mas intensos de lo que llevamos de viaje.

San Juan de Iruya

Como nosotros no nos ibamos a conformar con hacer lo que hace el 99% de los turistas e ir a visitar la cercana ciudad de San Isidro, ni cortos ni perezosos, la tarde de nuestra llegada a Iruya arreglamos con un guia local para que nos llevara a la población de San Juan a unas 4 horas y media caminando (y a la que solo se podía ir a pie pq no existía carretera alguna que condujera a ella), para lo que al día siguiente nos dimos un madrugón considerable y nos pusimos en marcha.

El camino a San Juan resulto ser una maravillosa experiencia en la que transitamos por increibles paisajes totalmente rodeados de montañas y disfrutando de la compañía del no excesivamente comunicativo Omar, nuestro guia, natural de la ciudad a la que nos dirigíamos:



Entre la poca información que le sacamos, estaba la de que en San Juan solo vivían 12 familias (todas ellas Kolla) para una población aproximada de 70 personas y que estaban totalmente incomunicados, sin electricidad, y obteniendo de fuera simplemente los productos que se podian llevar a lomo de burro desde Iruya.

Nos contó que cada familia se autobastecía con lo que les daba la tierra que plantaban y con el ganado que poseían.

Y así, caminando caminando, con Omar siempre al frente llegamos exhaustos a San Juan ...





... donde nuestro amable guia nos dirigió hacia la casa de la unica familia que ofrecía alojamiento a los turistas, la de la familia Zambrano - Ramos.

La experiencia en San Juan fue absolutamente impagable. La familia, compuesta por un matrimonio y sus 5 hijos (el mayor de unos 12 años) nos acogio de forma maravillosa. Comimos las deliciosas comidas que preparaba la señora sin dejar de sentirnos un poco incomodos pues nosotros lo haciamos en una mesa en nuestra habitacion mientras que ellos lo hacian en el suelo, vimos como los mas mayores ayudaban en tareas realmente duras: es increible ver como un crio que apenas te llega por la cintura despelleja un carnero recien carneado o como una pendeja de 7 años domina a pedradas perfectamente a 5 chivos y una oveja.

Tras pasar todo el mediodia y gran parte de la tarde paseando y admirando las montañas fuimos a hacer unas fotos del pueblo y os juro que por momentos nos sentimos como extraterestres, ya que literalmente eramos los dos unicos turistas que paseaban por sus calles y era graciosisimo ver como los niños nos seguian y cuando les mirabamos se escondian para que no les vieramos.

Eso si hubo una cria que nos abordo y nos pidio que le sacaramos una foto y luego despues nos pidio que le dejaramos la camara para que ella hiciera alguna. Os juro que era emocionante ver como la niña, que se llamaba Ayelene, miraba absolutamene incredula de que lo que ella veia en la pantallita de la camara de Vivu y lo que habia detras de la lente era lo mismo. No os exagero si digo que la cria saco 50 fotos en 15 minuntos. Todo le llamaba la atencion, desde un burro hasta su diminuto (aunque bravisimo) perro Pichi y todo lo inmortalizaba en una instantanea. La mentablemente la conexion es tan mala que no puedo subir mas fotos pero prometo que en el futuro pondremos alguna de las fotos que hizo la niña.

Tras todo esto nos dirigimos hacia la casa en la que parabamos acompañados de Ayelene que al parecer era familia directa de nuestros anfitriones. Nos extraño mucho saber que su madre no la dejaba ir a visitar a sus tios pq el dia antes nos habian estado contando que la comunidad Kolla era una piña y sin embargo en el lugar mas representativo de dicha comunidad ocurria esto. Y mas nos choco que al encontrarnos con su tio, que nos saludo a nosotros calidamente, no tuvo ni una mirada, ni una palabra para su sobrina.

Con un poco de sabor agridulce volvimos a la casa donde le preguntamos a Jacinta, nuestra anfitriona si siendo solo 12 familias tenian algun tipo de organizacion para coordinarse en lo que plantaba cada uno y su respuesta nos dejo helados cuando nos dijo que en el pueblo nadie se preocupaba por nadie, que no tenian ningun tipo de coordinacion y que si algun dia necesitaba ayuda para plantar unas simples patatas, tenia que pagarle a algun vecino pq de lo contrario nadie se la prestaba.

Todo esto nos choco con lo que nos habian contado en Iruya y nos dejo un poco tristes, aunque la tristeza se paso en cuanto aparecieron los niños de la familia y estuvimos juganodo con ellos a mil cosas hasta que se hizo tan de noche que no veiamos nada.



Cuando la cena estuvo lista, nos sorprendimos disfrutando de un maravilloso guiso de arroz y cordero a la luz de las velas (recordad que no habia electricidad en todo el pueblo), sintiendonos felices por estar en un lugar tan sencillo y especial.

A la mañana siguiente nos despertamos muy temprano con la intencion de ir a la vecina poblacion de San Isidro (sin sospechar la aventura que iba a suponer eso) y antes de partir nos hicimos una foto con Jacinta, la madre de esta increible familia, que tan bien nos habia acogido y los hijos que a esa hora estaban despiertos.





Estamos muy agradecidos a todos ellos por hacernos sentir tan maravillosamente bien en un lugar tan lejano, por su hospitalidad y por todas las cosas que nos contaron y de las cuales aprendimos tanto.

Iruya, la puerta de la comunidad Kolla

El viaje en autobus para llegar a la ciudad de Iruya es una experiencia en si mismo. Pese a que son poco mas de 150 kms los que separan esta poblacion de Humahuaca, el viaje dura unas 4 horas (si no hay inconvenientes claro) y discurre por unos parajes de ensueño. Todo va mas o menos tranquilo hasta que a unos 50kms de Iruya, a la altura de una poblacion llamada Hipolito Irigoyen, el bus se aparta de la ruta principal y empieza a recorrer por pistas de tierra todo el camino restante. En hacer estos 50 kms se tarda mas de dos horas y se va siempre con el corazon en vilo pq da la sensacion de que en cualquiera de las curvas uno se va a despeñar por los impresionantes barrancos junto a los que se circula.



Finalemente uno divisa la maginifica ciudad de Iruya y lo que se despliega ante sus hojos es una imagen de la belleza de la siguiente:



Esta poblacion que ha experimentado un crecimiento espectacular en los ultimos años esta literalmente encajada entre montañas a las orillas de un rio que normalmente no es mas que un hilo de agua pero que cuando llueve crece de una forma espectacular y en muchas ocasiones devastadora con todo lo que encuentra a su paso. Es absolutamente maravilloso subirse a un mirador que hay a escasos 20 minutos de la ciudad para apreciar toda la belleza del paisaje:



La poblacion autoctona de Iruya desciende directamente de los Kolla que moraron a sus anchas por estos parajes hasta la colonizacion española y como parte del imperio Inca.

Fue muy interesante acudir a la proyeccion de la pelicula Rio Arriba, una obra que habla de como la comunidad Kolla de la region se fue debilitando y destruyendo y que pese al entusiasmo general que ocasiono en la sala a mi me dejo medio frio ya que me cuesta mucho creer que simplemente pq se instalara un ingenio azucarero a varios cientos de kms de las poblaciones Kollas estas se vinieran abajo de la forma en que lo hicieron sin ninguna otra causa aparente. Me resultaria increible pensar que que es tan facil destruir una organizacion social milenaria, pero lo cierto es que esa es la tesis de la pelicula.

Tambien me llamo mucho la atencion el hecho de que vieramos la pelicula en una asociacion que lucha por restaurar la cultura perdida de los Kolla (e integrada exclusivamente por ellos) en las que todo el tiempo nos hablaron de lo unida que estaba la comunidad y de lo desapegados que estaban al dinero y sin embargo nos cobraran 4 pesos (que alli es un monton de dinero) por persona por asisitir a la proyeccion en una simple television y que tras acabar la pelicula vendieran empanadas y pasaran la gorra para colaborar con ellos. Habia mas de 100 personas facil en la sala y cada uno le sacaron lo minimo 5 o 6 pesos y me consta que esto se repite cada dia asi que los beneficios netos son bastante importantes ... aunque si todo es por el bien de la comunidad: bienvenido sea.