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viernes, 6 de abril de 2007

Camino del Inca (I): Ida hacia Macchu Picchu

Tras despedirnos de Sergi y Manuel que por falta de tiempo iban a ir directamente a Machu Picchu sin hacer el camino del Inca, decidimos que el dia antes de empezar nosotros el mismo no ibamos a hacer absolutamente nada mas que descansar.

Asi que cuando llego el dia, estabamos totalmente en forma para iniciar el que iba a ser un trekking inolvidable.

1er dia de camino hacia Machu Picchu:

Tras tomar el autobus a eso de las 7 de la mañana nos dirigimos con el resto del grupo hacia la ciudad de Ollantaytambo donde hicimos una breve parada para que los porteadores se abastecieran de las ultimas cosas necesarias. Ollantaytambo es otro impresionante conjunto arqueologico que dias mas tarde tendriamos la oportunidad devisitar a fondo pero que de momento os dejamos aqui una fotillo para que lo vayais conociendo:

Y de ahi, todavia en autobus nos dirigimos hacia el Km 82 de la linea ferrea que une Cuzco con Macchu Picchu pueblo (o Aguas Calientes) donde daba comienzo propiamente dicho "el camino del Inca" hacia la ciudad sagrada ya que alli era donde se encontraba el primer punto de control de los que las autoridades peruanas tenian dispuestos por todo el trayecto.

Antes de pasar el control hicimos las presentaciones oficiales donde conocimos a Alberto, el que iba a ser nuestro guia, y al resto de los integrantes del grupo: los peruanos Oscar y Giancarlo (que varios dias despues serian nuestros "cicerones particulares" en la noche de Lima) y Javier, el frances Francois, los canadienses Carlos y Maria, Esther y Darren de Estados Unidos y por ultimo (que no menos importante), el divertido Claudio de Brasil (de profesion juez, ni mas ni menos, asi que si algun dia tenemos problemas con la justicia brasileña ya tenemos alguien a quien pedirle ayuda jeje), todos ellos muy jovenes y todos ellos excelentes personas, que contribuyeron de manera indispensable a que los 4 dias siguientes fueran una experiencia fabulosa.

Tras pasar el 1er control (donde habia un plano muy chulo del Valle Sagrado), cruzamos mediante un puente el cauce del rio Urubamba con lo que ingresamos oficialmente a lo que ya se podia considerar Camino del Inca propiamente dicho:

Y tras esto pues nada mas que caminar, caminar y caminar por unos parajes absolutamente magnificos:

La verdad es que (salvo el segundo dia un poquito) para nosotros el camino del Inca fue un paseo. Tras mas de dos meses a una altura en la que pocas veces bajamos de los 3000 metros, nuestro organismo estaba perfectamente aclimatado y no nos costo apenas esfuerzo el hacer los escasos kms que habia que recorrer cada dia. Otros miembros del grupo por su parte lo llevaron un poco peor pq habian llegado directamente a Cuzco en avion, pero en general salvo pequeñas complicaciones todos pasaron perfectamente las diferentes etapas del camino.

Eso si, cada vez que veiamos como nos pasaba a toda velocidad uno de los porteadores con esos fardos pesadisimos a sus espaldas se nos caia un poco el alma al suelo por la abrumadora diferencia de forma fisica entre ellos y nosotros:

Asi que el primer dia resulto ser una agradable caminata de unos 8 kms en la que cada tanto veiamos diferentes ruinas Inca al lado del camino de las que sin duda las mas importantes fueron las de Llaqtapata, una hermosa poblacion Inca con sus terrazas de cultivo aun intactas tras tantos siglos:

Y poco mas, llegamos a eso de las seis de la tarde al camping y tras cenar temprano nos fuimos a descansar pues al dia siguiente teniamos que levantarnos a eso de las 5 de la mañana para iniciar la que iba a ser la jornada mas dura de las que nos iba a llevar hasta Machu Picchu.

2do dia:

Las amenazas de tamaño madrugon se cumplieron, asi que antes de las 7 de la mañana ya nos habiamos aseado, desayunado y caminado unos 45 minutos hasta el segundo punto de control donde al llegar nos dimos cuenta de la cantidad de gente que habia haciendo el camino al mismo tiempo:

Y de ahi a subir el temible Warmiwuañuscca, un cerro que en teoria debia de habernos llevado unas 5 horas salvar (lo hicimos en unas 3:30) y que ascendia hasta mas de 4200 metros sobre el nivel del mar.

Afortunadamente para nostros (aunque desafortunadamente para las fotos que nos hubiese gustado sacar) toda la ascension la hicimos bajo una timida lluvia lo que hizo que el calor no nos afectara demasiado mientras subiamos por las realmente empinadas escaleras que los Incas habian construido siglos atras:

Como cada uno iba al ritmo que mejor podia, a la cima el grupo llego de forma dispersa, asi que fue imposible sacarse la foto de familia que nos hubiese gustado tener, por lo que en la de mas abajo ademas de nosotros dos, solo salen el frances Francois y los peruanos Giancarlo y Oscar (de izq a dcha):

Y despues ya solo quedaba la bajada por el otro lado del cerro, donde las vistas eran espectaculares, para llegar al punto donde nos esperaban ya armadas las tiendas de campaña y las vituallas reparadoras que tan bien nos habiamos ganado tras el esfuerzo de ese dia y donde Vivu aprovecho para sacar una foto con mas miembros de la expedicion en ella:

Eso si, desde que llegamos no paro de llover en toda la tarde ...

... Como tampoco lo hizo en toda la noche. Las tiendas lamentablemente no aguantaron tal cantidad de agua por lo que esa noche la pasamos encogiendonos cada vez mas en nuestros sacos de dormir intentando mantenernos alejados de la humedad que avanzaba impasiblemente en el interior de la tienda ... hasta que llego un momento que todo esfuerzo fue baldio y acabamos totalmente empapados y muertos de frio, deseando que llegaran las 6 de la mañana a las que nos teniamos que levantar al dia siguiente.

3er dia:

Como si el tiempo se burlara de nosotros, minutos antes de las 6 dejo de llover asi que al menos los porteadores pudieron desarmar el campamento sin la molesta lluvia cayendo sobre ellos mientras nosotros desayunabamos:

El desayuno ademas de ayudar armarnos de energia para el dia que se avecinaba sirvio para que nos rieramos un poco con las anecdotas que todos y cada uno contabamos de como habiamos hecho para combatir (sin ningun resultado) el agua que se colaba en las tiendas, lo cual ayudo a subir el humor de todo el mundo, demostrando una vez mas que el refran que dice "mal de muchos, consuelo de tontos" no siempre tiene pq ser acertado.

Asi que mas tontos pero mas felices tambien iniciamos la subida al cerro Runkurakay, en cuya cima estaba el punto mas alto al que ibamos a estar ese dia y en cual se encontraban ademas unas ruinas situadas en un entorno de ensueño:

Ademas, como este cerro no era tan duro como el anterior, todos lo hicimos mas o menos a la vez por lo que afortunadamente, esta vez si que hubo foto de familia en lo mas alto del mismo:

De izquierda a derecha y de arriba abajo: Maria (Canada), Darren (EEUU), Jose (España) Oscar, Giancarlo y Javier (Peru), Esther (USA), Vivu (Argentina), Carlos (Canada) y Claudio (Brasil) ... todos ellos unos tipos geniales con los que compartimos sudor y sufrimiento ademas de risas y anecdotas y que como ya hemos dicho hicieron que la aventura de llegar y conocer Macchu Picchu fuese absolutamente increible.

Bajando por la otra cara del Runkurakay llegamos a otro lugar arqueólogico impresionante: las ruinas de Sayaqmarka (que en quechua, el idioma de los Incas significa "lugar inaccesible") y que se cree que sirvió como un gran templo donde se rendía culto al agua.

Depués almorzamos al lado de las ruinas y sin tiempo casi para hacer la digestión nos pusimos de nuevo en camino hasta llegar a las no menos espectaculares ruinas de Phuyu Patamarca, también conocido como "el pueblo de las nuves" y deonde precisamente eso fue lo que nos encontramos: una espesa niebla sobre el sitio arqueológico que nos impedía disfrutar plenamente de la belleza del lugar.

Como este era el último sitio a visitar antes de llegar al campamento donde ibamos a pernoctar nos armamos de paciencia y nos sentamos a esperar si teníamos suerte y se iba la molesta nube, dejando que las hordas de turistas (incluido nuestro grupo) se fueran delante nuestro. La suerte nos sonrió y cuando se abrío el cielo tuvimos la oportunidad de disfrutar del lugar en total soledad:

Y de allí bajamos directo hacia Wiñaywayna, el lugar donde nos esperaba ya armado el campamento. De camino hacia allí disfrutamos de unos paisajes increibles y a lo lejos divisamos lo que era el antiguo asentamiento inca con sus terrazas milenarias presidiendo uno de los cerros más altos del lugar:

Cuando llegamos al campamento los chicos estaban disfrutando de unas merecidas cusqueñas bien frias. Ni que decir tiene que nos falto tiempo para unirnos a ellos y disfrutar de una cervecita en un marco tan incomparable.

Despues durante la cenan cayeron unas cuantas más aunque no demasiadas pues no era plan de ir al día siguiente con resaca a conocer Machu Picchu.

Todos los grupos acampaban en el mismo lugar alrededor de una gigantesca nave que hacía las veces de comedor y almacen y donde se montó una fiesta por todo lo alto. Afortunadamente para algunos a las 23 cerraron el suministro de birra y nos mandaron a todos a dormir (al dia siguiente nos poníamos en pie a las 4 de la madrugada) y digo afortunadamente pq a esas horas ya había alguno (yakis en su mayoría) que llevaban una buena kurda y no parecía que tuviesen intención precisamente de dejar de ingerir el delicioso zumito de cebada.

Y con esas nos fuimos a dormir, un poquito contentos con el alcohol que fluia por nuestras venas ... creo que todos, los creyentes y los no esa noche rezamos un poquito por si las moscas pidiendo pq al día siguiente nos saliera un día despejado que nos permitiera disfrutar de nuestro anhelado Machu Picchu ... pero lo que ocurrío al día siguiente ya es otra historia.

lunes, 19 de marzo de 2007

Isla del Sol (La cuna de la civilización Inca)

Sin siquiera tiempo para almorzzar, abandonamos la ciudad de Copacabana en el techo de un barquito igual al que podeís ver en la foto de más abajo. Acompañados del contingente argentino surcamos las aguas del lago Titicaca a una velocidad tan ridicula que todavía me pregunto si nadando no hubíesemos llegado antes:

No obstante no nos quejamos en absoluto, pues de esta forma pudimos disfrutar con mayor calma de la belleza del lago.

Tras aproximadamente una hora y media de viaje por fin llegamos al puertecito situado en el lado Sur de la Isla del Sol, donde sus aguas cristalinas parecían invitar a que nos quedaramos.

Sin embargo nos habían comentado que la parte más hermosa era precisamente la Norte, así que tras una corta deliberación y posterior negociación con el dueño de una barca nos pusimos rumbo a dicho lado Norte por lo que de la parte Sur lo único que en realidad disfrutamos fue su entrañable embarcadero:

El viaje hacia el lado Norte fue a una velocidad aun menor que el anterior, pero en el mismo conocimos a Martín, un auténtico fenomeno de Buenos Aires con el que tan buenos momentos compartiríamos los dos días siguientes.

Nada más desembarcar empezamos a buscar alojamiento y conseguimos una habitación con unas excelentes vistas al lago por 10 bolivianos (1 euro) la noche. Nada más salir del alojamiento nos dimos cuenta de que no nos habíamos equivocado yendo al lado Norte pues el mismo se encontraba junto a esta magnífica playa:

Y allí pasamos la mitad de los que nos restaba de tarde. La otra mitad la empleamos en ir a buscar leña para hacer un fuego en la misma playa, que admás, tras la cena de unas exquisitas truchas pescadas en el mismo lago nos ayudo a combatir el frío que caía al anochecer acompañado de una guitarra que alguien sacó de nadie sabe donde y a cuyo son cantamos hasta bien entrada la noche.

A la mañana siguiente nos despertamos temprano (aunque no lo suficiente para ver partir a la mayoría del grupo de argentinos que tenían prisa por llegar a Cuzco para ir a ver Machu Picchu) con la firme intención de ir a visitar las ruinas Incas que había a pocos kms de donde habíamos dormido.

Acompañados de Daniel y Gabriela, los dos únicos argentinos que se habían quedado (además de Martín que se quedo solucionando no se que problemas con su casero) pusimos rumbo al lugar donde según la tradición se encontraba la roca sagrada de donde habían surgido Manco Capac y Mama Oclloo, los dos primeros Incas que poco después marcharon hacia lo que hoy es Perú para fundar la ciudad de Cuzco.

El camino hacía las ruinas resultó ser un agradable paseo en el que se podían apreciar paisajes bellísimos por un camino que discurría por la costa de la pequeña Isla:

Finalemente llegamos al lugar del origen de los Incas, aunque como ibamos sin guia ni nada, la roca sagrada nos pasó totalemente desapercibida por lo que llegamos caminando hasta el Palacio de Pilkokaina, que en su día fue una enorme templo donde se rendia culto al dios Sol.

Allí encontramos a un guía oficial que por la módica cantidad de 5 bolivianos (0,50 euros) nos explicó toda la historia del templo y de los fundadores del imperio además de curiosidades como que allí se encontraba la fuente sagrada a la que los Incas le tribuían propiedades milagrosas y en de la que Dani no dudo en beber de forma abundante:

Después de eso nos llevo a que conocieramos la roca sagrada o de los orignes, que desde lejos parece la cabeza de un puma con las fauces abiertas, y de donde como ya hemos dicho al parecer el dios Sol, a través de su hijo Huiracocha hizo aparecer a los dos primeros Incas.

Ahí arriba nos podeis ver junto a Martín que se había unido a nosotros bajo la roca sagrada a cuya sombra disfrutamos de unos mates (en una ocasión tan especial incluso yo tomé un poquito)

Tras esto nos fuimos de vuelta a hacia el pueblito donde habíamos dormido no sin que antes tuviera tiempo de poner una piedrita en uno de los multiples monumentos a la Pacha Mama (madre tierra) que había rodeando el palacio de Pilkokaina:

La vuelta, bajo un sol de justicia fue tan agradable como la ida, y frente al pueblito pesquero me hice junto al genial Martín la siguiente foto:

Ya de vuelta en la playa que estaba junto al alojamiento, hacía tanto calor que no pude dejar pasar la oportunidad de tomar un baño en las riquísimas aguas del lago Titicaca:

Vivu por su parte se mojó los pies:

Y allí pasamos la tarde descansando y viendo como los niños del pueblo disfrutaban del agua para combatir los rigores del sol del febrero boliviano

Tan ricamente estabamos sin hacer nada por allí hasta que alguien pasó diciendo que se iba a las ruinas a ver el atardecer que por lo visto era espectacular, así que a falta de mejores alternativas nos unimos al plan y la verdad es que la caminata valió la pena con creces:

A la mañana siguiente nos despertamos muy temprano pues el barco que había de llevarnos de vuelta a Copacabana partia en teoría a las 6 de la mañana (en realidad se demoró bastante) así que pudimos disfrutar de la belleza del pequeño puerto del pueblo a tan tempranas horas de la mañana:

Y en un barquito identico al que nos había traido nos marchamos de la maravillosa Isla del Sol. La vuelta la hicimos junto a Nati, otra argentina simpatiquísima que habíamos conocido la tarde anterior al igual que a David, un irlandes muy divertido y con un español muy aceptable (sobre todo comparado con la media del de sus compatriotas) y por supuesto Martín:

De vuelta en Copacabana, apenas pasamos un par de horas en la misma. Lo justo para comprar el billete que había de llevarnos por fin a Perú y comer algo. Así que tras despedirnos de los chicos pusimos rumbo a que nos pusieran un par de sellos más en nuestros pasaportes.

De Bolivia, lo último qu vimos fue la frontera con Perú. Más allá del arco que podeis ver en la foto se encuentra el nuevo país que nos esperaba con Cuzco y Machu Picchu en el horizonte:

De Bolivia nos marchamos con la sensación de dejar atrás un país maravilloso donde todo el mundo nos trató de forma increible y con una belleza fuera de toda duda. Uno tras otro, Bolivia fue encargandose de tirar todos los prejuicios con los que habíamos accedido a la misma y es que si bien es cierto que hay ocasiones en que se aprecia una gran pobreza en sus gentes, la verdad es que todo lo que nos habían contado sobre su suciedad, la precariedad de sus infraestructuras y lo demencial de viajar por sus carreteras en un transporte público resulto no ser ni una millonesima parte de lo que nos encontramos y en cualquier caso la belleza de sus ciudades y sus paisajes siplieron con creces las escasas incomodidades con que nos encontramos.