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lunes, 30 de abril de 2007

Lima, la capital del Perú

Al final no fueron 20 horas de viaje, sino 22, y aunque lo creais o no fue uno de los viajes que menos pesado se nos hizo de todos los que hemos realizado hasta ahora. El autobús era comodísimo y nos pasamos la mayoría del tiempo durmiendo y el resto viendo pelis. Los 100 soles empleados en el billete (una pequeña fortuna en Perú jeje) la verdad es que estuvieron bien empleados ...


El viaje es tan largo pq además de que la distancia entre Cusco y Lima es de más de 1100 kms, no hay forma de hacerlo en línea recta, sino que si o si hay que pasar por la ciudad de Nazca con la consiguiente pérdida de tiempo. No obstante como ya hemos dicho el viaje sorprendentemente no se nos hizo para nada pesado así que llegamos a Lima con el ánimo bastante alto entre otras cosas pq por primera vez en un montón de tiempo tuvimos la suerte de ver un sol totalmente despejado y una temperatura que hacía que se pudiera estar en mangas de camisa.

Una vez en la capital peruana seguimos el consejo de unos limeños que habíamos conocido en Tipón y nos dirigimos a un barrio a las afueras llamado "Barranco", pues según nos habían asegurado era el mejor lugar para quedarse.

Y la verdad es que tenían toda la razón del mundo. El lugar era realmente hermoso y a un paso del oceano pacífico con un colorido impresionante:

Y además sobre los acantilados que daban dierectamente al Oceano Pacífico (que por primera vez en la vida tuve la suerte de poder ver), con una vista de la bahía de Lima realmente fantástica.

Aunque todas esas fotos que veis más arriba las tomamos el tercer día de nuestra estancia en Lima. El de la llegada como os podeis imaginar lo único que hicimos fue recuperarnos del largo viaje desde Cuzco y el segundo lo empleamos en ir a visitar el centro histórico de la ciudad.

Como en todas las ciudades importantes de Perú lo primero que te encuentras al llegar a su centro histórico es una gran cantidad de edificios de corte colonial, prueba del paso de los españoles por estas tierras.

Avanzando por las diferentes calles finalmente llegamos a la Plaza de Armas con su hermosa catedral presidiéndola ...

... y con el palacio de Gobierno del Perú a uno de sus costados que se levantó en el mismísimo solar en el que un día Francisco Pizarro tuvo su residencia en Lima:

Abandonamos la Plaza de Armas en busca del museo de la inquisición que tanto nos habían recomendado en la oficina de turismo. Camino del mismo seguimos atravesando calles repletas de hermosos edificios y algunos con sus paredes cubiertas con "curiosas" consignas:

El museo de la inquisición resultó muy interesante e incluso pudimos visitar la sala de torturas y las celdas donde los presos esperaban la ejecución de sus penas: unas catacumbas oscuras que daba miedo simplemente recorrerlas así que no queremos imaginar lo que debía ser estar como "inquilino" ...

Justo al lado del museo se encontraba el Congreso de la república que por supuesto no pudo resistirse a que le sacaramos unas cuantas fotos:

Y de ahí nos dirigimos a visitar la basílica de San Francisco, donde casi sin querer tuvimos una experiencia increible. La iglesia es como una cualquiera de las decenas que ya hemos visitado ...

... pero la visita a sus claustros, con su impresionante biblioteca que está tal como estaba más de 4 siglos atrás y sobre todo la visita a sus catacumbas donde se pueden ver los restos mortales de literalmente miles de seres humanos (todos apilados por partes iguales, es decir, las calaveras con las calaveras, los fémures con los fémures etc) en una área amplísima situada justo debajo de la basílica son algo imperdible para todo el que visite la ciudad. Lamentablemente no se podían sacar fotos de las catacumbas pero aún así todavía nos estremecemos un poco al recordar la fétidez del aire allá abajo.

Y para terminar la visita al centro histórico, toda vez que la noche se nos echaba encima, nos fuimos a visitar el "Parque de la muralla", construido para mayor honor de los escasos restos que quedaron de la muralla que un día rodeo toda Lima y que fue derribada a finales del siglo XIX para continuar con la expansión urbanística de la misma.

En el parque además me llevé la sorpresa de encontrarme con un viejo conocido: Francisco Pizarro montado sobre su caballo en una estatua absolutamente igual en forma y tamaño a la que hay en la plaza mayor de Trujillo (el español, no el peruano) y por supuestísimo que no dejé pasar la oportunidad de inmortalizarme a los pies de su caballo.

En el parque además había un pequeño museo en el que otras cosas se explicaba la historia de la estatua. Me quede perplejo al conocer que el jinete de la obra no es Pizarro, ni ningún otro conquistador conocido, sino que es una imagen idealizada de un conquistador cualquiera obra de la imaginación de un escultor estadounidense, que al ser vista por el duque de Alba de turno decidió que era perfecta para que presidiera la plaza mayor de Trujillo.

Tanto me impactó la historia que tomé foto de los paneles informativos donde la contaban y a partir de ellos le creé su propia entrada en wikipedia:

http://es.wikipedia.org/wiki/Estatua_ecuestre_de_Francisco_Pizarro

A la mañana siguiente, tras tomar las fotos de barranco que os pusimos al principio, decidimos que extrañabamos un montón a nuestros amigos los incas, así que nos fuimos a visitar el yacimiento arqueológico de Pachacámac, donde nos aseguraron que había un buen montón de ruinas con las que matar el mono.

El lugar era todo un complejo de templos, la mayoría de ellos todavia bajo tierra esperando a que los arqueólogos vayan a rescatarlos y en el que se encontraba uno de los oráculos más importantes de la civilización inca, y habitantes de todo el imperio iban en peregrinación al mismo para que este les adivinara el futuro.

La parte mejor conservada era el conocido como templo de la Luna, el único completamente restaurado y en el que os podeis imaginar a que satélite cercano a la tierra le rendían culto las sacerdotisas que lo ocupaban.

Y a escasos metros del mismo frente al imponente Pacífico, nos llamó especiamente la atención el encontrar ¡UNA PLAZA DE TOROS!, con su albero pintadito y todo ...

Y después nos fuimos a visitar el Museo del Oro, en el que por supuesto tampoco pudimos sacar fotos y que la verdad es que nos decepcionó bastante , así que no vamos a comentarlo demasiado.

Hechas todas las visitas importantes decidimos que nos ibamos a tomar un par de días libres antes de seguir con nuestro camino, así que nos dedicamos a comer bien, ir al cine (que maravilla por cierto "El laberinto del fauno") y a salir a conocer la noche limeña.

Para esto último contamos con la inestimable colaboración de Oscar y Giancarlo (o como se escriba) , los amigos peruanos con los que habíamos compartido sufrimientos en el camino del inca, y que pese a que era día de diario se prestaron a hacer de Cicerones y llevarnos a tomar unas cervecillas por el centro de la ciudad:

Al día siguiente compramos los pasajes para viajar por la noche a nuestro siguiente destino: Huaraz, y empleamos el resto del día en pasear por las calles del hermoso barrio de Miraflores ...

... además nos dimos una última vuelta por uno de nuestros lugares preferidos de Lima: el centro comercial Larcomar, un shopping ubicado en un lugar hermosísimo frente al Oceano Pacífico con unas vistas impresionantes:

Y como este estaba bastante cerca de Barranco volvimos caminando por el malecón para ir a recoger nuestras mochilas al hotel rezando por que el viaje de unas 10 horas que nos esperaba fuera tan cómodo como el que nos había llevado hasta Lima.

domingo, 29 de abril de 2007

Más del Valle Sagrado y Cuzco

El día siguiente a nuestro regreso a Cuzco amaneció lluvioso y frio, lo que nos reafirmó aun más en nuestra, por otro lado inamovible, decisión de pasarlo sin salir del hostal más que para ir a por provisiones sin hacer absolutamente nada.

Sacsayhuamán y Ollantaytambo.

Tras la merecida jornada de descanso nos pusimos nuevamente en marcha con el cuerpo todavía dolorido y decidimos volver a ir a visitar Sacsayhuamán, la fortaleza con forma de cabeza de puma que unos días antes no pudimos disfrutar propiamente pq la noche se nos echó encima cuando quisimos visitarla.

Sacsayhuamán estaba situada en un cerro muy cercano a la ciudad por lo que se podía llegar a ella perfectamente caminando, así que eso es lo que hicimos, lo que nos permitió además disfrutar de unas excelentes vistas de Cuzco:

Tras una media hora de subida llegamos por fin a nuestro destino. Sacsayhuamán fue una fortaleza construida con el fin de defender la ciudad de Cuzco de posibles invasores y por lo que nos contó el guia y la cantidad y el tamaño de las piedras que uno se encuentra en el gigantesco recinto tuvo que ser de prorporciones épicas:

No obstante el paso de los españoles primero, que utilizaron las piedras de la misma para construir sus casas en la época de la colonia y la mano de los propios peruanos después, que la usaron como cantera hasta los años 80 del siglo pasado sin que ninguna ley dispusiera lo contrario han hecho que el lugar esté bastante deteriorado aunque aun se puede apreciar perfectamente la magnificencia de lo que un día debio ser el lugar:

En uno de los extremos de la fortaleza se encuentra un curioso calendario solar por el cual los Incas podían predecir si iba a ser un año de lluvias o de sequía según la posición del sol en los solsticios de verano e invierno:

Antes de abandonar el lugar pudimos disfrutar una vez más de una panorámica de Cuzco con Sacsayhuamán por medio y el gigantesco Cristo que la preside desde uno de los cerros cercanos a un costado:

Y de ahí fuimos a buscar un autobús que nos llevara hasta otro lugar en el que ya habíamos estado (2 veces de hecho, uno a la ida hacia Machu Picchu y otro a la vuelta): Ollantaytambo, aunque nunca habíamos tenido tiempo de visitar su interesantísimo sitio arqueológico.

Ollantaytambo es otra fortaleza situada a unas dos horas en bus de Cuzco a cuyos pies se extendia un gran poblado Inca y que en la actualidad aun está habitado quedando en pie aun casas de aquel periodo.

Según nos contó el guia, la fortaleza se creo pq hubo una escisión en la nobleza de Cuzco y una parte de la misma se traslado a este lugar desde donde permanecieron rebeldes a los lideres cuzqueños combatiendo frecuentemente con ellos.

El lugar está excelentemente conservado y algunas de las piedras que se ven allí son tan enormes que cuesta creer que pudieran ser subidas a lo alto del cerro por la simple fuerza bruta de cientos de Incas con sus rudimentarias maquinarias:

Una de las cosas que más nos llamó la atención del lugar fue una curiosa fuente en la que los Incas se purificaban antes de los ritos religiosos y de la cual brotaba más o menos agua con el simple paso de una mano por delante suya:


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Y tras la visita a este lugar decidimos regresar a Cuzco pues el cansancio empezaba a hacer mella en nuestro humor. Eso si, antes no perdí la oportunidad de inmortalizarme en la plaza del pueblo bajo la estatua de un famoso lider Inca del que ahora mismo no recuerdo el nombre:

Pisaq

El día siguiente yo seguía tan cansado que me negué a abandonar el hostal en todo el día. Además recuerdo que era domingo y por el cable pasaban los partidos de la liga española así que me pegué una buena sesión de futbol tirado en la cama. Vivu por su parte no quiso seguir mi ejemplo y descansar así que se fue a otro lugar que ya habíamos visitado: Pisaq, donde al parecer no se respetaba el día del señor propiamente y había un enorme mercado de todo tipo de cosas, con un montón de cholitas encantadas de dejarse fotografiar a cambio de una moneda:

Cuzco (o Cusco como prefieren los peruanos)

A todo esto hacía más de una semana y media que habíamos llegado a la ciudad y todavía no habíamos ido a visitarla propiamente, así que a la mañana siguiente nos dispusimos a hacerlo con la suerte además de contar con un sol esplendido.

Cusco es sin lugar a dudas uno de las ciudades más hermosas (por no decir la más) que hemos visitado en estos ya casi 4 meses de aventura por las américas. Dejando a un lado todo el tema de los Incas, en cada esquina te encuentras una iglesia o una imponente casona prueba del glorioso pasado colonial de la ciudad:

Además está repleta de museos interesantísimos donde a uno se le pasan la horas sin darse cuenta aprendiendo cosas sobre su sinigual historia:

Doblar una esquina te lleva a calles a cada cual más pintoresca y hermosa y las iglesias se van apareciendo una tras otra a cada cual más hermosa:

Personalmente a veces me daba la sensación de estar recorriendo las calles de alguna ciudad española, tipo Salamanca (o incluso pq no Cáceres) y asi disfrutando de cada uno de sus rincones llegamos al convento de Santo Domingo, donde a poco que afineis un poco la vista os vais a dar cuenta en la foto de más abajo que está edificado sobre los cimientos de una antigua construcción Inca ...

... esa construcción no era ni más ni menos que el templo conocido como Coricancha, el más importante de la ciudad de Cusco y por ende de todo el imperio Inca en la época en la que esta civilización dominó gran parte del continente sudamericano.

El Coricancha era conocido como el templo del oro y en su interior se rendia culto al dios más importante para los Incas: Inti (o traducido al español, el Sol). Las paredes de su interior estaban tapizadas con laminas de oro (de las que por supuesto los españoles no dejaron ni una) y pese a que fue demolido para levantar el templo cristiano de Santo Domingo, accediendo a los claustros de este último todavia se puede apreciar bastante bien como era su arquitectura antes de la colonia:

Además desde su interior se tenía una vista muy buena de la ciudad con los jardines del Coricancha brillando por el reflejo del Inti:

Dejando atras Santo Domingo nos dirigimos hacia el último de los templos que queríamos visitar y que además todo el mundo nos aseguraba que era el mejor de ellos: El Museo del Inca.

Camino del mismo cruzamos la majestuosa Plaza de Armas de la ciudad, la misma en la cual un día el mismo Pizarro proclamó la conquista del Cuzco para mayor gloria del imperio español. En la misma se encuentran dos templos más, la iglesia de la Compañía de Jesús y la Catedral (en ese orden en las fotos de abajo):

El museo del Inca fue tan interesante como prometía. Lamentablemente no nos dejaron tomar foto alguna de las maravillas expuestas en su interior, eso si, nadie pudo impedir que hicieramos esta tan graciosa de las indicaciones de sus baños:

Tipón

Al día siguiente tras dos semanas sometidos al hechizo de Cuzco decidimos que ya era hora de que partieramos a conocer nuevos lugares así que sacamos billetes para ir Lima. Como hasta las 19 no partía nuestro autobús decidimos hacer una última incursión en el valle sagrado e ir a visitar un último sitio arqueológico conocido como Tipón.

Este lugar era todo un complejo con varios templos dedicados al culto al agua y que además servía también como laboratorio de experimentación agrícola donde los Incas intentaban que diferentes tipos de vegetales se aclimataran a zonas donde normalmente no crecían.

El agua como es lógico estaba presente por todo el lugar, traida hasta aquí de rios cercanos mediante el uso de canales.

Especialmente hermosa era una fuente que era el lugar principal del sitio. La misma era una representación de la vida tal y como la entendían los incas (aunque demasiado complicada como para explicarla aquí ahora):

Para ser el último lugar que visitamos la verdad es que nos gustó bastante y como no podía ser de otra forma hizo que nos marcharamos de la ciudad con el mismo buen sabor de boca que habíamos disfrutado durante toda nuestra estancia:

Por delante nos esperaba un viaje en autobús de nada más y nada menos que ¡¡¡¡¡20 horas!!!!! que nos había de llevar a la capital del pais así que mentalizados para pasar una eternidad dentro de un autobús enfilamos hacia la terminal de Cusco.


sábado, 14 de abril de 2007

Camino del Inca (y III): Vuelta a Cuzco

A las 4:30 de la madrugada sonó el maldito despertador y a las 5 en punto, todavía con la oscuridad sobre nuestras cabezas ya estabamos saliendo del hostal con toda la mentalización del mundo para caminar durante 32 largos kms.

La idea era llegar en menos de 7 horas al km 82 (justo donde habíamos empezado el camino del Inca unos días antes) ya que según nos había dicho Alberto, el guía, hasta las 12 llegaban los autobuses a ese punto y después era prácticamente salir de allí hasta el día siguiente.

Siguiendo siempre las indicaciones de Alberto empezamos a caminar bajo una tímida lluvia en dirección contraria por la que habíamos llegado de Machu Piccu el día anterior por un camino que nos sacaba de Aguas Calientes y que se cruzaba dos kms más adelante con las vías que llebaban directamente a Cuzco ... o eso, infelices de nosotros, era lo que creíamos.

Cuando llegamos a las vías, nos encontramos allí con dos paisanos que esperaban al tren y que para disgusto nuestro nos dijeron que estabamos caminando ¡¡¡en dirección contraria a Cuzco!!! ... como os podeís imaginar los insultos que salieron por nuestra boca dedicados a nuestro hasta entonces excelente guia y a partir de ahora simplemente "el imbécil" fueron de todos los colores, ya que de repente en lugar de tener 6 horas y media para hacer 30 kms, teníamos ese tiempo pero para cubrir 34 (que más los dos que ya habíamos andado iban a hacer que al final del día recorrieramos nada más y nada menos que 36 kms del tirón sin parar apenas ni un sólo momento por la premura de llegar antes de las 12 al dichoso km 82.

Para más INRI, la fina lluvia se había convertido en un diluvio así que sin parar ni un segundo ni abrir la boca más que para acordarnos de vez en cuando de la madre de "el imbécil" pusimos rumbo de nuevo a Aguas Calientes en la que estabamos de vuelta a eso de las 6 menos cuarto de la mañana y sin tiempo para decir "esta boca es nuestra" empezamos a caminar tan rápido como podíamos hacia Cuzco en medio de la lluvia que era cada vez más y más intensa.

Los hitos kilométricos se sucedían uno tras otro a un ritmo bastante aceptable. La cantidad de agua que caía sobre nosotros era extraordinaria y el camino no dejaba de ser peligroso pues el ensordecedor ruido de la lluvia nos impedía escuchar los trenes que venían desde Cuzco cargados de turistas hasta que los teníamos practicamente encima ... de todas formas el espacio libre para apartarse al lado de las vías era más que suficiente por lo que en ninguna ocasión estuvimos cerca de sufrir ningún percance.

Cuando llegamos a la altura del km 100 nos encontramos con la sorpresa de que había una caseta en medio de la nada en la que un paisano nos vendió unos plátanos y un par de botellas de agua ... además nos dijo que no nos preocuparamos demasiado por la lluvia pq a la altura del km 97 está no nos iba a acompañar más.

Claro que tb nos dijo que no nos preocuparamos por posibles trenes que nos pudieran salir a nuestra espalda pq a esa hora todas las locomotoras hacían la ruta Cuzco-Aguas Calientes ... y a los 5 minutos de despedirnos de él nos sorprendió un tren justo por dor donde en teoría era imposible que vinieran ...

Tampoco acertó en lo del km 97 pq en realidad nos dejó de llover a la altura del 94 pero acordamos que su predicción había sido lo suficientemente cercana como para presuponer que sabía de lo que hablaba.

El hecho de que dejara de llover hizo que por fin pudieramos sacar nuestras cámaras e inmortalizar alguno de los parajes por los que discurría nuestra aventura:


Pero como el tiempo nos apremiaba no perdimos demasiado tiempo y emprendimos el camino casi sin descansar un momento. Y caminamos y caminamos, siempre en la misma situación, Vivu adelante marcando el ritmo y yo detras con un dolor de espalda por el peso de la mochila que cada vez era más molesto:

Además los pies nos dolían tanto que solo podíamos avanzar apoyandonos en los tablones de madera de las vías (lo cual por la distancia a la que estaban colocados unos de otros, hacía que yo tuviese que caminar dando pasitos cortos, de una forma bastante más incómoda que cómica) y en las ocasiones en que por cualquier causa estos desaparecían jurabamos en hebreo como si de esa forma el dolor fuese a remitir un poquito ...

Y seguimos avanzando y avanzando aunque por supuesto no perdimos la oportunidad de fotografiarnos con los trenes que a toda velocidad pasaban a nuestro lado camino de Machu Picchu:

E incluso tuvimos la confirmación de lo que por otro lado sabíamos desde el principio: que nuestra travesía desde el principio iba en contra de lo que estuipulaban las leyes peruanas ...

... aunque poco después de inmortalizarnos junto a la señal de arriba nos encontramos con un vigilante del parque que nos dijo que no nos preocuparamos que todo el mundo de la zona utilizaba las vías para ir de un lugar a otro y que sólo se perseguía a los locos que de cuando en cuando ingresaban en las vías a lomos de motocicletas u otros vehículos:

Eran aproximadamente las 11 de la mañana y estabamos a escasos 6 kms de llegar al deseado km 82. En condiciones normales hubiésemos tenido tiempo de sobra para llegar antes del mediodía a nuestro objetivo pero tras 30 kms caminando bajo una lluvía infernal y con los pies destrozados por las piedras del camino nuestro ritmo había descendido sensiblemente ... sin embargo seguimos andando sin parar un sólo momento aunque el darnos cuenta que dificilmente ibamos a llegar a tiempo hizo que maldijeramos una y mil veces a "el imbécil" ya que si no hubíese sido por su culpa lo habríamos hecho más que sobrados.

A eso de las 12:20 alcanzamos por fin el km 82 en el que por supuesto no perdimos la ocasión de hacernos una foto junto a la señal que marcaba el mismo:

Absolutamente exhaustos y doloridos pero felices por haber conseguido nuestro objetivo fuimos a ver si todavía teníamos la suerte de encontar algún medio de transporte que nos llevara hasta Cuzco aunque para nuestro desconsuelo nos dijeron que todos se habían marchado ya ... pero en contra de lo que nos había asegurado "el imbécil" no ibamos a tener que pasar el día por allí ya que había formas de ir hacia Cuzco aunque cambiando de vehículos en varios puntos intermedios.

Del km 82 por un par de soles nos fuimos hasta Ollantaytambo en una furgonetilla acondicionada para llevar pasajeros. Allí tomamos otra exactamente igual que nos llevó hasta Urubamba por un módico sol y nos preguntamos si los pies nos dolerían tanto si los tuviesemos igual que el paisano de la foto de abajo que venía en él mismo vehículo:

Y de Urubamba ya tomamos un autobús que en una hora y media nos llevó hasta Cuzco por dos soles y medio. Todo este viaje lo hicimos totalmente muertos de frío pues nuestras ropas estaban absolutamente empapadas así que tan pronto llegamos a la ciudad nos tomamos un taxi (2 soles) y fuimos directamente al hostal donde tras una eterna ducha de agua caliente y una enorme pizza para cada uno recuperamos un poco el espíritu.

Resumiendo, que la paliza que nos metimos en cuatro días fue monumental. No se cuanto peso pude haber perdido en esos días, lo que si se es que salí de Buenos Aires con la nada despreciable cantidad de 84 (un cochino jabalí vamos) y una semana después de lo que os hemos contado más arriba, en la calida Lima me pesé y estaba en 77, lo que representa unos cuantos miles de gramos abandonados a su suerte por las tierras de esta sudamérica querida ...

POST DATA

Ya se que hace unos días dije que iba a aprovechar la tranquilidad de la costa pacífica ecuatoriana para ponerme al día con el blog, pero lo cierto es que cuando dije eso no sabía lo ocupadísimo que iba a estar por estos andurriales:



Eso y el hecho de que las conexiones en los pueblitos de la playa en Ecuador sean tan demenciales que para subir un par de fotos haya que esperar una eternidad, unido a que este hermoso país no cuenta siquiera con moneda propia y la oficial es el dolar, lo que en realidad no lo encarece mucho prácticamente en nada más que en el caso de Ineternet donde la hora esta entre 1 y 2 dolares (cuando hasta ahora estabamos entre 1 y 2 de la moneda del pais correspondiente que como os podeis imaginar sus cotizaciones son bastante más baja que las de la divisa yanki).