Sacsayhuamán y Ollantaytambo.
Tras la merecida jornada de descanso nos pusimos nuevamente en marcha con el cuerpo todavía dolorido y decidimos volver a ir a visitar Sacsayhuamán, la fortaleza con forma de cabeza de puma que unos días antes no pudimos disfrutar propiamente pq la noche se nos echó encima cuando quisimos visitarla.
Sacsayhuamán estaba situada en un cerro muy cercano a la ciudad por lo que se podía llegar a ella perfectamente caminando, así que eso es lo que hicimos, lo que nos permitió además disfrutar de unas excelentes vistas de Cuzco:
Tras una media hora de subida llegamos por fin a nuestro destino. Sacsayhuamán fue una fortaleza construida con el fin de defender la ciudad de Cuzco de posibles invasores y por lo que nos contó el guia y la cantidad y el tamaño de las piedras que uno se encuentra en el gigantesco recinto tuvo que ser de prorporciones épicas:
No obstante el paso de los españoles primero, que utilizaron las piedras de la misma para construir sus casas en la época de la colonia y la mano de los propios peruanos después, que la usaron como cantera hasta los años 80 del siglo pasado sin que ninguna ley dispusiera lo contrario han hecho que el lugar esté bastante deteriorado aunque aun se puede apreciar perfectamente la magnificencia de lo que un día debio ser el lugar:
En uno de los extremos de la fortaleza se encuentra un curioso calendario solar por el cual los Incas podían predecir si iba a ser un año de lluvias o de sequía según la posición del sol en los solsticios de verano e invierno:
Antes de abandonar el lugar pudimos disfrutar una vez más de una panorámica de Cuzco con Sacsayhuamán por medio y el gigantesco Cristo que la preside desde uno de los cerros cercanos a un costado:
Y de ahí fuimos a buscar un autobús que nos llevara hasta otro lugar en el que ya habíamos estado (2 veces de hecho, uno a la ida hacia Machu Picchu y otro a la vuelta): Ollantaytambo, aunque nunca habíamos tenido tiempo de visitar su interesantísimo sitio arqueológico.
Ollantaytambo es otra fortaleza situada a unas dos horas en bus de Cuzco a cuyos pies se extendia un gran poblado Inca y que en la actualidad aun está habitado quedando en pie aun casas de aquel periodo.
Según nos contó el guia, la fortaleza se creo pq hubo una escisión en la nobleza de Cuzco y una parte de la misma se traslado a este lugar desde donde permanecieron rebeldes a los lideres cuzqueños combatiendo frecuentemente con ellos.
El lugar está excelentemente conservado y algunas de las piedras que se ven allí son tan enormes que cuesta creer que pudieran ser subidas a lo alto del cerro por la simple fuerza bruta de cientos de Incas con sus rudimentarias maquinarias:
Una de las cosas que más nos llamó la atención del lugar fue una curiosa fuente en la que los Incas se purificaban antes de los ritos religiosos y de la cual brotaba más o menos agua con el simple paso de una mano por delante suya:
/>
Y tras la visita a este lugar decidimos regresar a Cuzco pues el cansancio empezaba a hacer mella en nuestro humor. Eso si, antes no perdí la oportunidad de inmortalizarme en la plaza del pueblo bajo la estatua de un famoso lider Inca del que ahora mismo no recuerdo el nombre:
Pisaq
El día siguiente yo seguía tan cansado que me negué a abandonar el hostal en todo el día. Además recuerdo que era domingo y por el cable pasaban los partidos de la liga española así que me pegué una buena sesión de futbol tirado en la cama. Vivu por su parte no quiso seguir mi ejemplo y descansar así que se fue a otro lugar que ya habíamos visitado: Pisaq, donde al parecer no se respetaba el día del señor propiamente y había un enorme mercado de todo tipo de cosas, con un montón de cholitas encantadas de dejarse fotografiar a cambio de una moneda:
Cuzco (o Cusco como prefieren los peruanos)
A todo esto hacía más de una semana y media que habíamos llegado a la ciudad y todavía no habíamos ido a visitarla propiamente, así que a la mañana siguiente nos dispusimos a hacerlo con la suerte además de contar con un sol esplendido.
Cusco es sin lugar a dudas uno de las ciudades más hermosas (por no decir la más) que hemos visitado en estos ya casi 4 meses de aventura por las américas. Dejando a un lado todo el tema de los Incas, en cada esquina te encuentras una iglesia o una imponente casona prueba del glorioso pasado colonial de la ciudad:
Además está repleta de museos interesantísimos donde a uno se le pasan la horas sin darse cuenta aprendiendo cosas sobre su sinigual historia:
Doblar una esquina te lleva a calles a cada cual más pintoresca y hermosa y las iglesias se van apareciendo una tras otra a cada cual más hermosa:
Personalmente a veces me daba la sensación de estar recorriendo las calles de alguna ciudad española, tipo Salamanca (o incluso pq no Cáceres) y asi disfrutando de cada uno de sus rincones llegamos al convento de Santo Domingo, donde a poco que afineis un poco la vista os vais a dar cuenta en la foto de más abajo que está edificado sobre los cimientos de una antigua construcción Inca ...
... esa construcción no era ni más ni menos que el templo conocido como Coricancha, el más importante de la ciudad de Cusco y por ende de todo el imperio Inca en la época en la que esta civilización dominó gran parte del continente sudamericano.
El Coricancha era conocido como el templo del oro y en su interior se rendia culto al dios más importante para los Incas: Inti (o traducido al español, el Sol). Las paredes de su interior estaban tapizadas con laminas de oro (de las que por supuesto los españoles no dejaron ni una) y pese a que fue demolido para levantar el templo cristiano de Santo Domingo, accediendo a los claustros de este último todavia se puede apreciar bastante bien como era su arquitectura antes de la colonia:
Además desde su interior se tenía una vista muy buena de la ciudad con los jardines del Coricancha brillando por el reflejo del Inti:
Dejando atras Santo Domingo nos dirigimos hacia el último de los templos que queríamos visitar y que además todo el mundo nos aseguraba que era el mejor de ellos: El Museo del Inca.
Camino del mismo cruzamos la majestuosa Plaza de Armas de la ciudad, la misma en la cual un día el mismo Pizarro proclamó la conquista del Cuzco para mayor gloria del imperio español. En la misma se encuentran dos templos más, la iglesia de la Compañía de Jesús y la Catedral (en ese orden en las fotos de abajo):
El museo del Inca fue tan interesante como prometía. Lamentablemente no nos dejaron tomar foto alguna de las maravillas expuestas en su interior, eso si, nadie pudo impedir que hicieramos esta tan graciosa de las indicaciones de sus baños:
Tipón
Al día siguiente tras dos semanas sometidos al hechizo de Cuzco decidimos que ya era hora de que partieramos a conocer nuevos lugares así que sacamos billetes para ir Lima. Como hasta las 19 no partía nuestro autobús decidimos hacer una última incursión en el valle sagrado e ir a visitar un último sitio arqueológico conocido como Tipón.
Este lugar era todo un complejo con varios templos dedicados al culto al agua y que además servía también como laboratorio de experimentación agrícola donde los Incas intentaban que diferentes tipos de vegetales se aclimataran a zonas donde normalmente no crecían.
El agua como es lógico estaba presente por todo el lugar, traida hasta aquí de rios cercanos mediante el uso de canales.
Especialmente hermosa era una fuente que era el lugar principal del sitio. La misma era una representación de la vida tal y como la entendían los incas (aunque demasiado complicada como para explicarla aquí ahora):
Para ser el último lugar que visitamos la verdad es que nos gustó bastante y como no podía ser de otra forma hizo que nos marcharamos de la ciudad con el mismo buen sabor de boca que habíamos disfrutado durante toda nuestra estancia:
Por delante nos esperaba un viaje en autobús de nada más y nada menos que ¡¡¡¡¡20 horas!!!!! que nos había de llevar a la capital del pais así que mentalizados para pasar una eternidad dentro de un autobús enfilamos hacia la terminal de Cusco.