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miércoles, 20 de febrero de 2008

Semuc Champey: ¿un trocito de paraíso en la tierra?

A la mañana siguiente tomamos muy temprano un bus en Antigua con destino a Ciudad de Guatemala. Teníamos bastante prisa pues pretendíamos atravesar gran parte del país para esa misma noche dormir en un lugar llamado Lanquín, cerca del parque natural de Semuc Champey que queríamos visitar al día siguiente.

El viaje para llegar hasta nuestro destino, como no podía ser de otra forma fue eterno. Primero una hora para llegar a Ciudad de Guatemala de la que sólo conocimos una minúscula estación de autobuses y lo poco que pudimos ver cuando la abandonábamos rumbo norte hacia la ciudad de Cobán, a la que llegamos tras demasiadas horas de transitar por carreteras estrechas y llenas de curvas.

Una vez allí dudamos si continuar con el plan previsto o si parar para pasar la noche, ya que la tarde estaba bastante avanzada, pero como en Cobán no había nada que visitar decidimos buscar algún transporte que nos llevara a Lanquín. Acabamos viajando con 3 ingleses en una 4x4 que tras casi dos horas de viaje (1,5 por caminos de tierra) nos dejo ya entrada la noche en el pueblo de Lanquín.

Como era muy tarde no tuvimos demasiado tiempo para buscar un sitio decente para dormir y acabamos parando en un hotel de mala muerte situado en la plaza del pueblo que al menos nos salió bien barato. Aprovechamos para dar una vuelta por el pueblo y comer algo y a la vuelta preguntamos en otro alojamiento de la plaza que tenía bastante mejor pinta y acordamos con la dueña que al día siguiente bien temprano llevaríamos nuestras cosas para dormir en él.

El día siguiente llegó en menos tiempo del que tardamos en escribir esta frase, o al menos eso nos pareció a nostros pues estabamos tan cansados del viaje que caímos rendidos al instante. El despertador como siempre había sonado demasiado temprano y después de trasladar las cosas de un hotel a otro tuvimos un ratito para pasear por el pueblo mientras buscabamos la forma de ir a Semuc Champey:

Al final arreglamos lo del transporte con un tipo de una 4x4 que llevaba a una familia de turistas franceses por un precio bastante más bajo que el que nos ofrecía otro señor por hacer el mismo trayecto pero en una furgoneta, así casi sin darnos cuentas ya estabamos a la entrada del parque natural donde nos dimos cuenta de que en Guatemala no se andan con rodeos a la hora de ponerle el nombre a los partidos políticos:
Días más tarde vimos en la tele el anuncio del partido cuyo lema de campaña era "mano dura" así que os podeis imaginar la tendencia política del partido en cuestión.
Como no teníamos muy claro que era exactamente lo que ibamos a visitar pues sólo nos guiabamos por las recomendaciones de algunas personas que nos habían dicho que era un lugar increible, decidimos hacerle caso al tipo que nos cobró la entrada al parque y fuimos directamente al mirador para lo que tuvimos que estar casi media hora subiendo escaleras, mitad naturales, mitad producto de la labor humana. Al final merció la pena pues al llegar al mirador noes encontramos con el siguiente espectáculo:
Al poquito tiempo detrás nuestro llegó la familia de franceses con los que habíamos viajado desde Lanquín por lo que no pudimos resistirnos a inmortalizarnos juntos en tan grandioso escenario natural:
Vivu incluso aprovechó para dar rienda suelta a su creatividad e improvisó esta curiosa foto:
Tras un buen rato disfrutando de las estupendas vistas desde el mirador, decidimos ir a conocer de cerca ese pedacito de paraíso en la tierra que nos había parecido Semuc Champey desde las alturas, así que tras un rápido descenso ya estabamos en un lugar donde la fuerza de la naturaleza se dejaba sentir de una forma impresionante:
Y de ahí a conocer las piscinas naturales que se formaban en el lugar y que ya habíamos tenido la ocasión de admirar unos minutos antes desde las alturas:
Ni que decir tiene que instantes después llegó la hora de bañarnos en las mismas. Como había infinidad de piscinas distintas dejamos aquí varias fotos para que os hagais una idea de lo impresionante que resulta estar tomando un baño en semejante lugar:
Lastima que como casi siempre, y aunque no se les vea en las fotos, había un grupo muy numeroso de yankis haciendo lo que mejor se les da (lease el cafre) que con sus voces y payasadas no nos permitieron en algunos momentos disfrutar de la paz del lugar con la tranquilidad que se merecía pero en fin, que se le va a hacer, de todo tiene que haber en la viña del señor.
Cuando nos cansamos de bañarnos fuimos a la taquilla pq habíamos leido que había unas cuevas en el parque que se podían visitar y que eran muy interesantes geológicamente. Casi nos decidimos por no ir a conocerlas pq el guarda nos dijo que el último transporte público para Lanquín salía a las 17 de la tarde y ya eran más de las 16 por lo que era materialmente imposible que fueramos hasta el sitio lo visitaramos y volvieramos a tiempo de coger dicho transporte. Nos encomendamos a nuestra suerte pensando que siempre habría alguien que nos podría acercar y decidimos que ibamos a ir a visitar las cuevas.
Y la verdad es que fue una decisión de la que no nos arrepentiremos nunca, pues sin haberlo previsto, de repente estabamos en medio de una de las mejores experiencias de todo el viaje. Las cuevas en cuestión resultaba que en su mayoría no se podían cruzar a pie, sino que era necesario sumergirse completamente y nadar para atravesarlas. Además había que salvar varios desniveles para lo cual había que subir por escaleras de cuerda improvisadas mientras un torrente de agua caía encima tuyo o bajar por toboganes que la caida del agua había ido formando con el paso de los años. A todo esto, la cueva no tenía iluminación ninguna por lo que había que ir en todo momento con una velita en la mano haciendo integrales para evitar que se mojara y quedar sumidos en la más profunda de las oscuridades.
Por supuesto todo esto con un guía que tenía una destreza increible y que nos encendía la vela cada vez que se nos apagaba pues de forma casi milagrosa la suya siempre estaba iluminada. La cueva además tenía formaciones geológicas impresionantes con formas imposibles que lastimosamente no os podemos mostrar pues como comprendereis era imposible llevar una camara en esas circunstancias.
Eso si. Tanto nos gustó la experiencia que Vivu al abandonar la cueva no pudo evitar volver a la misma para fotografiar su entrada y así poder tener el recuerdo conservado para toda la vida:
Cuando salimos del sitio donde estaba la cueva vimos a lo lejos unas cascadas y decidimos ir a verlas de cerca, aventurandonos un poco fuera del parque por donde ya no transitaba nadie más que algún indigena (esto es textual pues nos cruzamos con una mujer que iba completamente desnuda) de aquellos lugares:
Cuando ya habíamos decidido volver, justo al lado de la pequeña caseta donde se recibía a las personas que querían visitar las cuevas nos encontramos con un improvisado columpio hecho a partir de una rueda de coche y unas cuerdas larguísimas a lo que por supuesto Vivu no pudo resistirse a probar:



Ya camino del lugar donde nos había dejado la camioneta nos cruzamos con un grupito de niños indígenas que no tuvieron inconveniente en dejarse fotografiar, eso si después de que les "obsequiáramos" con alguna chocolatina o galletas de chocolate (ya no me acuerdo muy bien).

Finalmente llegamos al sitio por donde si teníamos suerte pasaría algún transporte con dirección a Lanquín. El sitio en cuestión era un pequeño hotelito que estaba a la entrada del parque por lo que en el peor de los casos siempre hubiesemos podido pasar allí la noche, pero por suerte enseguida llegó un grupo de personas que trabajaban en un proyecto de integración de indígenas de la zona y no tuvieron inconveniente alguno en acercarnos hasta Lanquín en la parte de atrás de la 4x4 que los transportaba.
La mayoría de ellos eran de por si indígenas y nos explicaron un poco de que el gran problema que tenían por allí era que las disitintas comunidades estaban muy aisladas unas de otras, cada una con su dialecto lo que hacía que muchas veces fuera imposible la comunicación entre miembros de distintas comunidades. Los que iban en la camioneta con nosotros eran gente joven y, aunque no sin dificultad, se podían expresar en español, pero la gente mayor de las distintas comunidades no conocía siquiera un poquito de la lengua de Cervantes.
Hablando de estas y muchas cosas más llegamos de vuelta a Lanquín. Rapidamente nos fuimos a descansar un poco a nuestra habitación que tenía unas vistas magníficas:
Y tras cenar un poco de pollo con arroz y frijoles, y de hacer alguna foto de la ciudad de noche, donde se respiraba una calma inmensa ...
... volvimos a descansar pues al día siguiente nos esperaba un largo viaje que habría de llevarnos cerca de uno de los lugares que con más ansias (sobre todo por mi parte) esperabamos conocer: la ciudad maya de Tikal ...

miércoles, 28 de noviembre de 2007

El lago más hermoso del mundo: Lago de Atitlan


La noche de nuestra visita al volcán Pacaya dormimos de nuevo en Antigua y tan cansados estabamos que a la mañana siguiente dormimos hasta bastante tarde. La idea era ese mismo día ir a conocer un nuevo lugar, en este caso el Lago Atitlan, al Norte de Antigua pero como yo todavía no me encontraba muy bien del todo fue Vivu la que salió a ver si encontraba alguna agencia de viajes que nos facilitara el transporte para llegar al Lago.

Regresó a la habitación del hotel a toda prisa diciendo que el último transporte al lago ya había partido pero que había hablado con la de la agencia y le había dicho que si nos ibamos en taxi hasta una gasolinera a las afueras de Antigua, la furgoneta que iba para el lago podía esperarnos.
Dicho y hecho. Abandonamos el hotel a toda prisa y tomamos una de esas motocicletas con techo que en Cuba más adelante llamarían cocotaxis e interceptamos el transporte en el punto acordado.

Tras más de 3 horitas de accidentado viaje llegamos por fin a las orillas del Lago Atitlan, a una población llamada Panajachel, San Jorge o algo por el estilo, ahora no nos acordamos muy bien pero en cualquier caso una de las que aparece al Sur en el siguiente mapa:
Rapidamente nos pusimos a buscar un transporte que nos llevara hasta San Pablo que era el lugar donde habíamos decidido que ibamos a pernoctar. El tiempo cada vez se ponía más y más feo por lo que no nos hacía mucha gracia meternos en un barquito (como el que podeís ver más abajo) para cruzar las aguas del lago:
No obstante, una vez más dejamos aparcada la prudencia y nos decidimos a ir al punto de destino. Cuando nos montamos en el barco ya estaba lloviendo debilmente pero cuando ya estabamos surcando las aguas del lago empezó a caer el diluvio. Al llegar a San Pablo lo único que pudimos hacer fue salir corriendo hasta el primer alojamiento que encontramos al que llegamos totalmente empapados y eso que estaba a escasos 100 metros de donde paraba el bote.
Esa tarde no pudimos hacer nada pq no paró de llover ni un instante. Cuando por fin lo hizo ya era bien cerrada la noche y lo único que pudimos hacer fue ir a cenar a un hostal cercano donde para colmo cuando llegamos ya se había acabado toda la comida pq era muy tarde (no más de las 19 os lo juro!!!) y nos tuvimos que conformar con algo de ensalada de pasta y unas hamburguesas vegetales que no eran de lo más apetecibles.
A la vuelta al hostal sacamos un par de fotitos del lago totalmente de noche en las que sin embargo se podían distinguir la silueta de uno de los dos volcanes que presidían el mismo:
El día siguiente nos obsequió con una mañana espectacular, sin una sóla nube en el cielo, y por fin pudimos comprobar el por qué Aldous Huxley (el de Un mundo feliz) había definido a Atitlan como el "lago más hermoso del mundo" pq la verdad es que era impresionante:




Además, en contraste a la tempestad del día anterior se respiraba una paz y tranquilidad en el ambiente muy relajante, así que nos tiramos allí un buen rato simplemente observando el lago y a sus gentes, viendo por ejemplo como las madres indígenas acompañaban a sus hijos al embarcadero para tomar el barco que les llevara a la escuela:


Pasado el rato decidimos ir a explorar un poco las orillas del lago y tomamos una senda sin saber muy bien donde nos podía llevar, siempre con la orilla del lago a la vista:
Tras caminar y caminar, llegamos de pura casualidad a un hospedaje regentado por un español y su novio inglés donde paramos a tomarnos un delicioso desayuno en una espectacular terraza desde la que se divisaba todo el lago y en cuyos cojines aprovechamos para echarnos una siestita mañanera:
Tras recuperar fuerzas continuamos caminando disfrutando de la magnificencia del lago y de sus bellísimas vistas:
Hasta que nos cansamos y pensamos que era buen momento para volver al pueblo. En ese momento decidimos que ibamos a volver a Antigua esa misma tarde pq aunque había varios pueblos para visitar en el lago lo cierto es que a mi personalmente me apetecia avanzar un poco en el viaje e ir a algún otro sito más que seguir en el Atitlan.
Cuando llegamos al pueblo nos enteramos que hasta pasada una hora y pico no iba a partir otro barco de regreso, así que yo me quede tomando una coca-cola y admirando el lago mientras que Vivu marchó cámara en ristre a pasear por las calles del mismo y por supuesto para fotografiar a todo lo que se le puso a tiro:
Cuando llegamos de vuelta a Panajachel, rápidamente nos salieron un par de individuos que se ofrecieron a llevarnos a Antigua aunque por unos precios desorbitados en comparación a lo que habíamos conseguido para ir allí. Intentamos contactar varias veces con la agencia con la que habíamos venido pero era imposible, así que cuando ya estabamos casi resignados a aceptar que nos timaran, milagrosamente aparecieron dos chicas que iban a Ciudad de Guatemala tras haber pasado el fin de semana en Atitlan que muy amablemente se ofrecieron a llevarnos sin pedirnos nada a cambio.
El viaje hasta Antigua resulto muy agradable pues la guatemaltecas eran agradabilísimas y no pararon de contarnos cosas en las varias horas que pasamos dentro del coche.
Ya en Antigua intentamos volver a hospedarnos en el hotel en el que habíamos estado anteriormente pero estaba completo así que nos fuimos a uno cercano donde descansar a la espera de un nuevo día que había de conducirnos hasta nuevas aventuras por las hermosas tierras de Guatemala.