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lunes, 15 de enero de 2007

Cafayate; cascadas del rio colorado y cerveza

Después de dejar las ruinas, tomamos un autobús que nos trasladó hasta la ciudad de Cafayate, cada vez más al norte del pais. En Cafayate teníamos que haber dormido en una pensión que le habían recomendado a Sole, pero cuando llegamos estaba completa, así que decidimos encaminarnos a la casa de un tipo que nos había abordado en la estación de buses y que curiosamente residia en la misma calle que la pensión.

El tipo en cuestión se llamaba Walter y nos ofreció quedarnos en su casa por 8 pesos (2 euros) la noche por barba. Aceptamos y tras instalarnos un poco, de repente nos encontramos charlando con un tipo encantador que derrochaba humildad y ternura por todos lados. En seguida se ofreció para hacernos la cena y tras ducharnos y comprar unas cervezas compartimos mesa y mantel con él. Nos amenizó con un montón de historias sobre su vida y la de sus vecinos de Cafayate.

Su profesión era la de ordenanza del ayuntamiento y tenía 4 hijos. Nos contó sobre el pequeño diablo que llevaba dentro y que a veces salia en forma de pinchazos de rueda a los vecinos que le apoyaban la bicicleta en frente de su casa y mil y una anecdotas más y así entre charla y charla nos fuimos a dormir pq el día había sido agotador.

Al día siguiente, cuando nos despertamos, Walter estaba preparando un asado para la noche, que se celebraba en su casa el cumpleaños de un amigo de uno de sus hijos:

Eso que se ve en la foto es el asado en cuestión, es decir, dos cabezas de vaca enteritas (a razón de 20 pesos cada una) que para cocinarse se entierran en un agujero hecho en el suelo lleno de brasas. Con las dos cabezas comen unas 30 personas así que por 10 euros no está mal la cantidad de gente que se alimenta.
Después de darnos a probar Tuna (una especie de kiwi) y enseñarnos a jugar a laTaba, nos recomendó que fueramos a visitar un mirador y a conocer las cascadas del rio colorado.

Arriba podeís ver la imagen de Cafayate desde el mirador y más abajo una foto de la iglesia del pueblos que sacamos a la tarde.

Siguiendo las recomendaciones de Walter nos dirigimos a las cascadas y lo que nos encontramos fue una experiencia de trekking increible, ya que para llegar a ellas había que asceder los montes entre los que transcurría el rio durante unas dos horas;

Para llegar a las cascadas había que ir cruzando de una orilla a otra del rio en innumerables ocasiones, metiendose por cuevas y todo ello sin parar de ascender ni un momento. Finalmente tras hora y media larga de subida llegamos a la primera de las dos cascadas que se podían visitar:

Tras descansar un poco, retomamos el camino y llegamos a la segunda de las cascadas, donde además de admirar su belleza nos dimos un baño en sus heladas aguas:

Y además grabamos el suguiente video, que además de para que os hagais una idea del fantástico entorno en el que estabamos sirve para ver como Vivu se atrevió a lanzarse por el tobogán natural que se encuentra en la gigantesca roca del lado izquierdo del torrente de agua:

Después de una horita larga de bajada volvimos al pueblo y tras ir a recorrerlo un poco y a disfrutar de una merecida cena, volvimos a la casa de Walter, donde sin esperarlo nos esperaba (a mi sobre todo) una experiencia humana inefable.

Cuando entramos en la casa, a eso de la 1:00 de la mañana, nos encontramos con unas 25 personas de las que el 95% eran varones y casi todos con un grado etílico bastante considerable.

Lo cierto es que nada más entrar a la casa nos pidieron permiso para poder continuar con la fiesta. Les dijimos que no había ningún problema y ellos nos ofrecieron que nos unieramos a la fiesta. Todos accedimos encantados aunque Marina y Euge se fueron a dormir enseguida pq estaban bastante cansadas.

El resto de las chicas aguantaron un ratito más. Durante el tiempo que estuvieron ellas bailamos (ellas) y bebimos (yo) un montón de cerveza. Todo el mundo quería brindar conmigo y cada vez que mi vaso estaba medio vacio había alguno de los chicos que venía y me lo llenaba. Además de cerveza nos dieron de probar a Sole y a mi hojas de coca que según ellos te levantaban el ánimo aunque yo después de media hora de tenerla entre la encia y la parte izquierda del labio no sentía nada así que la escupí.

Tras un ratito las chicas se fueron a dormir y me quede yo sólo con todos los borrachos estos ... No os podeis hacer una idea de la cantidad de cerveza que bebí. Sacaban cajas de 12 litronas que duraban un suspiro ... a la cuarta vez que fueron a comprar más cerveza insistí en colaborar con el dinero y les di 20 pesos (4 menos de lo que costaba una caja de 12 litros de Salta) y ahí se pusieron como locos conmigo por mi generosidad.

La noche fue avanzando y se nos vino encima la madrugada y entre medias todos ellos me contaron historias algunas muy alegres, otras muy tristes y otras simplemente de resignación por la vida que les había tocado vivir. Me impresiono mucho la de un chico bajito que me dijo que su ilusión sería viajar por todo el mundo pero que el era consciente del lugar donde había nacido y de la vida que por consiguiente le había tocado vivir ... así lo dijo, sin un gramo de rabia en sus palabras y con una sangre fria que me hicieron admirarle enormemente.

Otro tipo de unos 45 años se me derrumbó allí mismo y me contó que su vida había sido muy desgraciada y que habiá estado varias veces en la carcel pero que ahora había cambiado y que solo quería hacer el bien y servir a Dios. No se lo cierto que habría en sus palabras o no pq la cantidad de alcohol que llevaba en sangre era enorme pero la verdad es que me emocionó bastante.

Entre medias hubo conatos de peleas entre ellos (afortunadamente sin pasar a mayores, bailes, miles de fondo blanco (beberse un vaso de cerveza de un trago) y ofrendas a la pachamama (de vez en cuando derramaban un chorrito de cerveza en la Tierra, para que esta tb bebiera con ellos)

Y así mil historias más, todas regadas con cervezas hasta que el despertador en la habitación de las chicas sonó y llegó la hora de las despedidas. Afortunadamente Vivu se ocupó de hacer las fotos de rigor pq yo para esas horas estaba bastante borracho y no recuerdo mucho:

Estos son algunos de los valientes que aguantarían hasta la hora de nuestra partida (y más allá pq según nos contaron ellos iban a seguir tomando cerveza hasta por lo menos el lunes, yo me fui a las 8:00 de la mañana del domingo)

El chico este fue uno de los que mejor me cayó. Era un policia de transito que según me contaba tenía sobre todos los valores del mundo el de la integridad y el de no aceptar nunca sobornos (en Argentina esta gente está tan mal pagada que si te ponen una multa es muy facil que por muy poco dinero accedan a quitartela). Yo le creo y por eso le regalé mi pulsera de Irlanda ( que ya estaba casí descolorida por completo) y él me dijo que si algún día volvía por Cafayate podía estar seguro de que la tendría en la muñeca sin importar el tiempo que pasara.

Este otro se llamaba Claudio ( o "Ciego" ) y era como una especie de lider de los más jóvenes. Además fue el que echo literalmente a patadas a un tipo que intentó colarse en la habitación de las chicas. Un auténtico figura al que le deseo lo mejor (como a todos los demás por supuesto) y que desde el principio se esforzó por hacerme sentir como en mi propia casa.

Y la última foto es la que nos hicimos los dos con Walter al que desde aquí queremos agradecer infinitamente su hospitalidad y la oportunidad que nos brindó de conocer como vive la gente humilde del norte de Argentina.

3 comentarios:

Duffman dijo...

Si en moda gay on. Si soy yo el que está ahí no tardo un segundo en localizar el sitio más alto para tirarme. Muy bonitas fotos y...estás seguro de que no os falta nada del equipaje? pq vaya pintas que tienen...es coña, seguro que erán buana gente. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me ha encantado leerlo...

juanma dijo...

muy buena la historia. les hiciste el gancho?