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lunes, 5 de marzo de 2007

La Paz y Tiahuanaco

Exhaustos pero felices por haber vivido la experiencia que significó el carnaval de Oruro, el lunes por la mañana tomamos el autobús que habría de llevarnos a la capital boliviana.
Si es cierto eso de que "la primera impresión es la que vale", La Paz es una ciudad que te sorprende desde la primera vez que la vez. Está incrustada dentro de un cañón en el que los conquistadores la fundaron (por cierto, el fundador de la ciudad fue Alonso de Mendoza, natural de Garrovillas y por tanto uno de los tantos extremeños ilustres que ha visto la historia) al descubrir oro en un yacimiento cercano con el fin de protegerse de los terribles vientos que había en la región.
La ciudad ha crecido tanto que ahora ocupa, además del fondo del cañón, la práctica totalidad de los cerros vecinos, así que llegando desde Oruro, desde la vecina localidad de El Alto, el espectáculo que se tiene és de los que quitan el aliento:

Eso si, mientras ibamos descendiendo por sus calles camino de la terminal de autobuses ibamos bastante paranóicos ya que la mayoría de las personas con las que nos habíamos cruzado nos habían dicho que la misma era un lugar peligrosísimo, donde no podías perder de vista tus pertenencias ni un segundo, donde la seguridad era inexistente y donde ladrones y delincuentes moraban a sus anchas.

Y de repente nos encontramos con que Bolivia una vez más nos "defraudaba" y desarmaba de un plumazo todos los clichés y prejuicios que llevabamos sobre ella recibiendonos con una modernísima terminal, muy luminosa y donde por todos lados se podía ver policias velando por la seguridad de los pasajeros:

Realemente suponemos que el país ha debido mejorar un montón en los últimos años pq no es normal que todas y cada una de las personas con las que nos cruzamos nos dieran tan malas referencias sobre lo que nos ibamos a encontrar y en todas las ocasiones nuestra experiencia personal fuera tan diferente.

Eso si, en los baños de la terminal todavia se le recuerda a algunas personas que hay ciertos hábitos higiénicos que es mejor dejar para la intimidad del hogar:

Tan cansados llegamos a La Paz que acabamos quedándonos en la misma 6 días, los dos primeros de ellos sin hacer prácticamente nada más que dormir y descansar.

Pero al tercer día hicimos la de Jesucristo (con perdón para los hortodoxos) y resucitamos, por lo que decidimos que ya era tiempo de ir a recorrer la ciudad y sin necesidad de encomendarnos a santo alguno nos pusimos a caminar por las hermosas calles de La Paz, donde entre otros muchos lugares visitamos la Iglesia de San Francisco donde unos mineros protestaban (como podeís ver más abajo llegando incluso a encadenarse a las columnas y ventanas del templo) día y noche por su situación laboral que por lo que nos contaron era absolutamente dramática:

Mucho más tranquila estaba la situación en la plaza donde se encontraban la Catedral y el Palacio de Gobierno, conocido aquí como "palacio quemado" por que al parecer en su relativamente corta historia (2 o 3 siglos no me acuerdo muy bien) había sido pasto de las llamas en varias ocasiones.

Catedral Metropolitana

Palacio de Gobierno con la bandera de Bolivia flanqueada por las de La Paz y la de los pueblos indígenas (whipala)

Dicha plaza es el hogar de literalmente miles de palomas, lo cual no parece importar a los paisanos de La Paz que conviven con tan sucios animales sin parecer importarles lo más mínimo su presencia e incluso disfrutando bastante de la misma:

Sin parar de disfrutar de las magníficas calles de La Paz, muchas de ellas de estílo colonial y casi todas en cuesta ...

... llegamos a uno de los lugares que más nos gustó de la capital boliviana: el mirador de Killi Killi, desde el que se podían disfrutar increibles vista de la ciudad:



Y así, visitando magníficos museos como el de Arte Nacional o paseando por los inmensos mercados de la ciudad, fueron pasando los días hasta que la consideramos que ya era tiempo de visitar los atractivos que La Paz tenía en sus alrededores.

Tiahuanaco

Tiahuanaco fue la capital de un imperio prehispánico y preinca que se extendió desde el sur de Perú hasta el norte de Argentina. Dominaron técnicas agricolas y de construcción que hicieron de ellos una civilización bastante avanzada.

En la actualidad el lugar donde estaba enclavado Tiahuanaco se considera el lugar arqueológico más importante de todo Bolivia, y tanto nos lo recomendaron en la oficina de turismo que no tuvimos más remedio que ir a conocerlo.

Para llegar allí fuimos en lo que es el medio de locomoción más utilizado de La Paz (junto con los taxis no exageramos si decimos que conforman el 90% de los vehículos que circulan por sus calles): una pequeña furgoneta acondicionada con asientos para el transporte de pasajeros. Son literalmente miles las que se mueven simultaneamente y allá donde mires te encuentras a varias de ellas:

Así que por 10 bolivianos (1 euro) salvamos los 70 kms de distancia que separaban La Paz de Tiahuanaco montado en una de ellas y nos plantamos en las puertas del complejo arqueológico.

Allí nos llevamos la desagradable sorpresa que para visitar el complejo teníamos que pagar 80 bolivianos (una pequeña fortuna para lo que es el pais) de entrada más otros 25 por el guía. Puede sonar ridiculo por el pequeño importe que en realidad son 25 bolivianos pero tal sensación de timo nos dió que decidimos hacer la visita por nuestra cuenta (lo cual fue un error pq lo cierto es que nos perdimos un montón de información valiosísima pero en fin ...)

El complejo de Tiahuanaco está compuesto por un par de museos y varios yacimientos arqueológicos. De los museos lo único que nos dejaron fotografiar fue esto:

Y los yacimientos la verdad es que nos decepcionaron un poco pq su estado de restauración era todavía muy precario (más teniendo en cuenta lo carisima que era la entrada). Lo más interesante era la Piramide de Akapama y el templete semisubterraneo adosado a la misma donde se podía contemplar la puerta del Sol que según la hipótesis más extendida parece ser que era una especie de calendario solar.

Vivu en la Piramide de Atakama

La puerta del Sol

Amiguete que aun resiste más allá de la puerta del Sol

Aparte de esto, también estaba el templo de Pumapunku, que al parecer fue imponente en la antiguedad, pero que lamentablemente está tan deteriorado que no deja ni entrever un esbozo de lo que fue:


Coroico
El día después de visitar Tiahuanaco pusimos rumbo a un pueblecito llamado Coroico a unos 100 kms de La Paz. Para llegar al mismo se va por un camino excelente asfaltado por el que en principio se asciende hasta más de 5000 msnm para de repente descender dramáticamente hasta los 1700 msnm en los que se encuentra situada la localidad.
El trayecto hasta el pueblo es absolutamente alucinante con unos paisajes increibles y al llegar a Coroico se disfruta de una temperatura agradabilísima (sobre todo comparada con el frío terrible que hace en La Paz).
Desde la estación de autobuses el paisaje ya es magnífico, y la cantidad de lugares para visitar cercanos al pueblo son enormes.

Lamentablemente nada más llegar nosotros al pueblo y apareciendo como de la nada, el cielo se cubrió de nubes y empezo a descargar una tormenta torrencial.

Por desgracia sólo habíamos ido a pasar el día a Coroico (nos dió la sensación de que daba por lo menos para quedarse 3 o 4) así que con más pena que otra cosa lo único que hicimos allí fue comer en un restaurantito de la plaza (la peor pasta que he probado en mi vida por cierto) y ver como caía la lluvia incesantemente.

Y sin más volvimos a La Paz para pasar la última noche antes de poner rumbo a uno de los lugares más hermosos que uno puede visitar por estos lares: el lago Titicaca.