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miércoles, 3 de octubre de 2007

La Ceiba y Utila: Buceando en el caribe hondureño

Tras abandonar Tegucigalpa con un horrible sabor de Boca cruzamos de un golpe todo el pais para llegar a La Ceiba, una de las ciudades más grandes de Honduras situada a las orillas del mar Caribe desde la que pretendíamos tomar un Ferry para ir a la isla de Utila, el paraíso de los buceadores.

Llegamos a la ciudad a eso de las 16 de la tarde y nos enteramos que ya no había ningún Ferry para ir a Utila hasta el día siguiente por lo que rápidamente nos pusimos manos a la obra en la busqueda de un lugar donde pasar la noche. Mientras preguntabamos por los distintos hoteles pasamos por la plaza principal del pueblo donde tenían el buen gusto de tener colocada una estatua al mísmisimo Miguel de Cervantes con el que por supuesto cayo foto:



Mientras buscabamos alojamiento nos encontramos con una pareja de ingleses con los que desde entonces hasta nuestra marcha de Utila compartiríamos bastantes buenos momentos. Al final acabamos todos alojados en el mismo hotel y quedamos para a la mañana siguiente ir juntos al puerto a tomar el Ferry.

Una vez instalados nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad y a buscar algún sitio para comer. La Ceiba era un lugar muchísimo más agradable que Tegucigalpa para pasear aunque había que andarse con cuidado con donde se apoyaba uno:





La tarde pasó placidamente. Cenita en un chino local, y a dormir tempranito que nuevamente tocaba supermadrugón al día siguiente.

Día que llegó veloz y casi sin darnos cuenta ya estabamos en el puerto subidos en el ferry navegando hacia Utila.



Hacía un viento terrible así que el mar estaba muy picado y la verdad es que el que escribe lo pasó bastante mal en el viaje en ferry. Afortunadamente logré mantener la compostura y mantener a raya a todos los fluidos que luchaban por salir de mi cuerpo, dando un enorme suspiro de alivio cuando por fin pisamos tierra firme de nuevo.

Utila como ya os hemos comentado es el paraíso de los buceadores. Casi la totalidad de la isla se mantiene de dar servicios a los amantes de esta práctica y hay decenas de escuelas de buceo que compiten ferozmente unas con otras para captar clientes, así que bucear en Utila es uno de los sitios más económicos que existen el mundo.



Además es una isla en pleno mar Caribe con todo lo que ello conlleva por lo que el entorno en el que está situada es paradisíaco:



Vivu iba con la idea de sacarse el grado avanzado de buceo para poder bucear hasta a 30 metros de profundidad, en el interior de cuevas, por la noche y no se cuantas cosas más. Yo por mi parte con mi "open waters" y mis 18 metritos a la luz del día iba más que sobrado así que decidimos que ella buceara los tres días que duraba el curso mientras que yo lo haría sólo el último, dedicando el resto del tiempo a algo que realmente necesitaba: descansar.

Así que el día que llegamos tras comer algo nos fuimos cada uno por nuestro lado. Ella a bucear y yo a dormir. Después nos juntamos de nuevo para cenar algo y luego Vivu se puso a estudiar (otra de las razones por las que no me apetecía hacer el curso) y yo me puse a hacerle fotos a las chorradas que veía por la habitación y a leer un poco.





Al día siguiente hicimos lo mismo. Vivu se marchó a bucear y yo me quedé recuperando fuerzas durmiendo y comiendo un buen pescado en un restaurantito de la zona. Cuando me aburrí me fui a una playita muy bonita que había a las afueras del pueblo y en general le hice fotos a todo aquello que me llamó la atención.











Vivu volvia emocinada contandome los sitios increibles que había visto y lo espectacular que era bucear de noche, experiencia que ella definía como estar flotando en el espacio exterior con las decenas de destellos y brillos que se percibían en la negrura de la noche. Yo por mi parte feliz de por fin haber parado un par de días a descansar un poco así que todos contentos.

Y por fin llegó el día en que yo tb fui a bucear. La verdad es que Vivu me había puesto los dientes largos y tenía bastantes ganas. Además cuando ella contrató el curso el monitor nos dijo que nos iba a prestar una cámara para poder hacer fotos digitales bajo el agua y estabamos bastante emocionados por esa posibilidad.

Aunque la emoción nos duró bastante poco pq el tío nos dijo que no iba a poder ser pq se le había olvidado recargar las pilas la noche antes. Pese a que llevabamos una cámara analógica especial que habíamos comprado en Panamá para la siguiente vez que bucearamos juntos sacarnos unas fotos nos entró un bajón terrible y le metimos una buena bronca al monitor. Hasta tal punto que el tío fue a poner a recargar las pilas mientras nosotros (junto a otros 15 tíos lo menos que ibamos a bucear) comprobabamos y nos poníamos el equipo.

Menos mal que llevabamos la cámara del monitor pq la analógica no duró ni 5 segundos. Nada más sumergirme en el mar la fuerte corriente que había aquel día arranco la cinta deplástico que la unía a mi muñeca y allí se fue a conocer el fondo de las profundidades marinas donde se sumergió para siempre.

Por suerte con lo poco que se habían cargado las pilas fue suficiente para sacar un montón de fotos de nuestra experiencia submarina:













Incluso nos dió tiempo a hacernos una foto de familia con los chicos ingleses que habíamos conocido en La Ceiba y que ahora no me acuerdo de como se llamaban:



Y nada ahí seguimos bucea que te bucea, disfrutando de la experiencia ...







Hasta que de repente me di cuenta que mi tanque de oxígeno estaba casi vacío. Maldición, los del resto de la gente estaban bastante llenos así que tuvimos que poner en práctica lo aprendido en las clases y desde ahí compartí oxígeno del tanque del monitor.





Al poco rato subimos a la superficie y al parecer una de las razones por las que había gastado tan rápidamente el tanque es que al monitor se le había ido la pinza y habíamos bajado 3 o 4 metros más allá de los 18 permitidos (para mi) y a esa profundidad al parecer, o controlas muy bien la respiración o el oxígeno vuela.

De cualquier forma estabamos felices por las fotos que habíamos sacado así que no nos importó mucho el haber estado un poco menos de tiempo del normal debajo del agua.

Ya en la superficie, antes de la segunda inmersión del día (que cada uno ibamos a hacer ya por nuestra cuenta pues Vivu tenía que hacer cosas de su curso) nos hicimos unas fotillos en la cubierta del barco.

Allí además le comenté mi extrañeza a los monitores que había por allí de que al ecualizar (algo así como sonarse lo mocos pero con la nariz tapada para compensar la presión en los oidos) me salía aire de uno de los oidos. Ellos se mostraron muy extrañados y me aseguraron que no podía ser que tuviera el timpano roto, pq si fuera así se me llenaría de agua y los mareos serían inminentes. Unos meses después ya en tierras mejicanas un medico especializado en buceo definió como milagro de la ciencia el que yo hubiera podido realizar dos inmersiones con el oido en la condición en que la tenía: rotura de la ostia sin haber perdido totalmente el sentido del equilibrio dentro del agua.

Hicimos cada uno nuestra segunda inmersión donde hablando por lo que yo vi, disfruté increiblemente de las barreras de coral del caribe y tuve la suerte de entre otros muchos peces de divisar un tiburón de un tamaño bastante considerable.

Tras esto volvimos a tierra donde yo me fui directamente a buscar a un médico para que me mirara el oido mientras Vivu seguía con su curso que le iba a llevar el resto de la tarde. Lamentablemente era domingo por la tarde y al parecer ese día o te estas muriendo o no hay manera de que te vea un médico privado y el hospital público estaba en la otra punta de la isla a varias horas de trayecto así que tras intentarlo bastante decidí que ya veríamos a ese médico en días sucesivos.

El resto de la tarde Vivu la pasó buceando y yo leyendo y disfrutando de un hermoso atardecer más en el caribe hondureño.

miércoles, 4 de julio de 2007

El paraíso está en el caribe panameño: Bocas del Toro

Con Bocas del Toro nos llevamos la sorpresa más agradable de lo que llevabamos de viaje pues era un lugar del que antes de llegar a Panamá no habíamos oido ni tan siquiera nombrar en nuestra vida y resultó ser lo más parecido al jardín del Edén que nos hemos encontrado.

El lugar donde nos alojamos, la isla principal del archipiélago, en si no era tan hermoso, pero es el elegido por la mayoría de los turistas como base de operaciones y a muy poca distancia tiene un montón de playas de arena blanca y aguas absolutamente calidas y transparentes (estás metido hasta el cuello y te ves perfectamente los pies).

Podríamos estar hablando sobre las bondades de Bocas durante mucho tiempo y probablemente no alcanzaríamos a hacerle si quiera un poco de justicia pues la belleza que allí encontramos es indescriptible. No obstante nuevamente la fotografía sale en nuestra ayuda pq para todo aquel que quiera saber lo que es realmente Bocas, no podemos si no decir que:

Tanto nos gustó este lugar que acabamos quedandonos 10 días descansando, disfrutando de sus playas y ... Aprendiendo a bucear!!!!!

Pero vamos por partes. El día que llegamos preguntamos por una playa cercana que estuviera bien y nos recomendaron que cruzaramos a la isla de Bastimentos situadas a escasos 5 minutos en lancha de Bocas. Así lo hicimos y desde el bote-taxi que nos llevó pudimos hacer unas fotillos bastante buenas de la isla de Bocas:

Ya en Bastimentos nos dirigimos directamente a la playa de Wizard que si bien no es ni con mucho la más bella de las que nos encontramos por estos parajes, fue una excelente piedra de toque para empezar a tomarle el pulso al Caribe:

Y de Bastimentos salimos como habíamos llegado: en una lanchita que en un agradable y corto paseo nos llevó de vuelta a Bocas del Toro:

Ya antes de ir a Bastimentos, habíamos arreglado todo para hacer algo que la verdad es que a mi ni se me había pasado por la cabeza pero que como Vivu lo iba a hacer si o si yo me acabe apuntando y la verdad es que aunque me trajo algunos problemillas a posteriori no me arrepiento en absoluto: Nos apuntamos a un curso para aprender a bucear con bombona de oxígeno, que además nos salió baratísimo (135 dolares por barba con todo el material didactico, las inmersiones en aguas confinadas y 4 buceos incluidos), así que a la mañana siguiente bien temprano ya estabamos listos para empezar a tomar nuestras primeras clases:

Tras un varias horas de rollo teórico y después de ver un par de videos ya estabamos listos para bucear ...

... ese primer día aprendimos los conceptos básicos en una especie de piscina improvisada en pleno mar caribe al lado del lugar donde dabamos las clases teóricas y casi sin darnos cuenta nos metieron en una lancha y nos llevaron varias millas mar adentro para que hicieramos nuestro primer buceo en aguas abiertas.

Lamentablemente yo salí con un dolor de oidos muy fuerte de ese primer buceo y como no se me iba fuimos al centro de salud de la isla donde el médico me dijo que tenía una infección (que ya estaba antes de que yo buceara sólo que al sumergirme había hecho que mi oido se irritara muchísimo) y que no era aconsejable que buceara en los próximos días.

No obstante esa noche preparamos toda la teoría para los test que teníamos que pasar al día siguiente ...

... que eso si que fue algo que ninguno de los dos nos esperabamos, tener que ponernos a estudiar en medio del viaje jeje.

Al día siguiente arreglamos con el sitio de buceo para que yo terminara la teoría con Vivu y el otro chico que hacía con nosotros el curso y quedamos en que la práctica la haría 3 o 4 días más tarde.

Así que tras concluir los test y las clases teóricas, Vivu se volvió a enfundar el traje de buceadora ...

... Y yo me fui a conocer la playa de Boca del Drago situada a una hora en autobús del lugar en el que estabamos haciendo el curso, justo en el otro extremo de la isla.

Como podeis ver esta playa es absolutamente increible y como además estabamos en temporada baja pude disfrutarla practicamente en exclusividad:

Al día siguiente volvimos a repetir la película. Acabamos con toda la teoría restante y luego Vivu se fue a bucear y yo me fui a dormir pq estaba realmente cansado. Cuando a eso de las 15 terminó con el buceo nos alquilamos unas bicis y nos fuimos a ver unas cuevas cercanas en las que se podían ver literalmente centenares de murciélagos que a las horas que nosotros llegamos dormían placidamente:

Los días pasaban y tras hacer una nueva visita al médico que me dijo que la infección ya se había ido aunque el oido seguía estando bastante irritado, llego mi turno de bucear y Vivu de irse a ver playas y cosas así. ¿Que como luzco yo con los cacharros de buceo?. Pues más o menos así:

Así que durante un par de días estuve sumergiéndome por esas aguas de dios disfrutando del impresionante mundo submarino. Al que no haya buceado nunca se lo recomendamos absolutamente pues es como entrar en otra dimensión. Además si el lugar en el que buceas es el mar caribe con sus impresionantes barreras de coral y su enorme fauna marina mejor que mejor.

Como resultado de todo esto salimos con una acreditación que nos habilita para bucear en cualquier lugar del mundo en una profundidad de hasta 18 metros (que para mi era más que suficiente pero a Vivu le parecía muy poco y luego en Honduras haría algo para solucionarlo pero eso es otra historia ...)

Ya los dos convertidos en todos unos buceadores, decidimos que los próximos dos días los ibamos a emplear en hacer excursiones a las islas cercanas de las que nos habían hablado maravillas, así que empezamos por hacer un tour en el que lo primero que hicimos fue a ver delfines a una bahia cercana:

Si os fijais bien en la foto de arriba se aprecia perfectamente un delfín. Además en esta excursión fuimos a hacer snorquel a un lugar hermosísimo llamado cayo coral aunque más tarde los dos coincidimos en que teniendo el buceo tan reciente lo del snorquel sabía a bastante poco.

En el propio Cayo Coral almorzamos en un lugar de ensueño con esas hermosas aguas transparentes:

En esta excursión conocimos a Azul, una fotografa profesional de Buenos Aires que si os fijais un poco en la foto de abajo seguro que os dais cuenta de que guardaba un pequeño secreto:

Efectivamente, aunque a Vivu le costó un poco darse cuenta, Azul resultó ser un tio como la copa de un pino (uno bastante impresentable por cierto, pues después de comprometerse con nosotros y el dueño de la lancha, para hacer una excursión al día siguiente, por la mañana temprano vino a decirnos que no venía pq se lo había pensado y que no venía)

Bueno, la playa en la que están Azul y Vivu se llamaba Red Frog y era una de las más turísticas y de las más divertidas (por las olas) que había por aquellos lugares, con un montón de gente haciendo deporte y disfrutando de sus encantos:

A la mañana siguiente, la baja de Azul fue suplida por otras personas que había en el embarcadero y nos fuimos a visitar lo que se conoce como cayo Zapatillas, que son dos islas situadas a unos 50 minutos en lancha de Bocas y de las que acabamos absolutamente enamorados:

Todo era perfecto en estas islas, que de hecho eran un parque natural protegido. La arena, el agua con magníficos colores turquesas y verdes y una temperatura ideal, hicieron que pasaramos un día relajadísimo, disfrutando de la paz y la tranquilidad del lugar que estaba practicamente desierto.

Todas las fotos de arriba son de la isla más grande de las dos que componen cayo Zapatillas. Después nos iríamos a hacer snorquel a la más pequeña de las dos que resulto ser, aunque parecía imposible aun más hermosa que la primera:

Lamentablemente, aunque las fotos parezcan decir lo contrario, el día no era el más lindo del mundo así que el patrón de la lancha puso apresuradamente fin a nuestra excursión ya que amenazaba con caer una buena tormenta (como de hecho nos cayó en el camino de vuelta) y así nos fuimos de cayo Zapatillas con la sensación de dejar atrás uno de los lugares más hermosos que una persona puede visitar, al menos por estos lugares.

Ya de vuelta en Bocas lo preparamos todo, ya que con todo el dolor de nuestro corazón al día siguiente le ibamos a decir adiós no sólo a Boca sino también a Panamá pues teníamos intención de cruzar la frontera de este país con Costa Rica.