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jueves, 3 de mayo de 2007

Huaraz y la cordillera blanca

Finalmente el viaje resultó bastante pesado. El autobús que cogimos no era nada del otro mundo y la carretera hasta Huaraz llegaba un punto en que se hacía bastante mala. De cualquier forma, llegamos a la ciudad cuando todavia la luz del sol no se había atrevido a despuntar por encima de las montañas y la primera sensación fue que nuestro viejo "amigo" el frio iba a volver a ser parte importante de nuestro viaje.

Tras procurarnos alojamiento y dormir un poco salimos a conocer la ciudad, de la cual sabiamos por nuestra guía que estaba situada a más de 3000 metros de altitud a los pies de la conocida como cordillera blanca y con una vista privilegiada del nevado Huascarán, la cumbre más alta del Perú con casi 6800 mts sobre el nivel del mar.

El emplazamiento por tanto de la ciudad es de ensueño, todo rodeado de montañas nevadas que cuando las condiciones climáticas son favorables permiten vistas increibles:

Y desde como ya he dicho el Huascaran es perfectamente visible y por tanto fotografiable:

Lamentablemente la ciudad no está a la altura de las circunstancias y es horriblemente fea, claro que gran parte de la culpa de esto lo tiene un terrible terremoto que la azotó en 1970 y que no dejo ni uno de sus edificios históricos en pie, así que todo lo que hay son construcciones nuevas, que además no son ningún alarde de excelencia arquitectónica:

No obstante la gente que va a Huaraz no va a conocer la ciudad, sino que lo hace atraida por los innumerables trekkings que se pueden hacer desde la misma para ir a conocer la cordillera blanca (y tanbién la negra que está un poco más lejos)

Lo que nosotros no sabiamos antes de ir para allá es que no es que fuera temporada baja, es que era temporada profunda debido a que el mal tiempo desaconsejaba hacer muchos de los recorridos y en otros los impedia por completo (por ejemplo, la visita al Huascarán no era posible hasta un mes después de nuestra llegada).

No obstante había una gran variedad de posibilidades de ir a caminar, desde las que te llevaban un sólo día (con la ventaja de que las podías hacer casi todas por tu cuenta), hasta las que te llevaban una semana con necesidad de contratar guias y equipos.

Como estbamos (sobre todo yo) absolutamente podridos de caminar debajo de la lluvia y toda vez que nos habían dicho que el clima en la zona seguia siempre el mismo patrón: amanecia despejado y hacía buen día hasta las 15 de la tarde que indefectiblemente empezaba a llover, decidimos que ibamos a hacer un par de trekkings de un día a visitar un par de lagunas cercanas que por lo que nos contaron en la oficina de turismo eran hermosísimas.

La primera que decidimos visitar fue la laguna de Churup, la cual requería unas 4 horas de ida casi todo el tiempo subiendo y otras 3 horas para volver hasta el punto de partida, así que era una buena paliza para un sólo día.

Al parecer la laguna estaba situada a los pies de un nevado por lo que una vez que llegabas a ella el espectáculo prometía ser genial, así que sin pensarlo dos veces nos levantamos muy temprano y fuimos en taxi hasta la localidad de Llupa desde la que se iniciaba el ascenso.

Y casi sin pensarlo nos pusimos a subir y subir y la verdad es que los paisajes que se abrían ante nuestro avance eran bellísimos:

Lamentablemente, cuanto más subia más se iba nublando y la amenaza de lluvia era cada vez más seria, y eso que era todavía bastante temprano:

De todas formas no dudamos ni por un segundo que ibamos a seguir subiendo hasta que llegaramos a la laguna ya que el camino estaba bastante marcado y no veiamos posibilidad alguna de perdernos ...

... en estas llegamos a un lugar donde el camino desaparecia. Recordamos que el de la oficina de turismo nos había dicho que justo antes de llegar a la laguna había que escalar una pequeña pared pero que no tenía mucha dificultad.

Sin embargo el gringo, único turista con el que nos cruzamos en todo el día, que nos encontramos bajando de la laguna nos dijo todo lo contrario. Nos comentó que estaba bastante complicado subir y que llevaba como 45 minutos hacerlo.

Como había empezado a caer una tímida lluvia incluso dudamos de seguir el camino, pero como luego recordamos que los gringos suelen ser por lo general bastante exagerados al final decidimos seguir ...

... maldita sea la hora. Lo que se suponía había de ser un camino facil se convirtió en tener que ir escalando rocas que además cada vez estaban más resbaladizas por la lluvia. Cuando no había rocas la tierra, cubierta de hierba, era tan blanda y tan resbaladiza que los dos acabamos más de una vez perdiendo el equilibrio y resbalando acabando totalmente llenos de barro por todas partes.

Además el camino en algunos puntos nos obligaba a cruzar por rocas que daban directamente a acantilados pero las mismas tenían bastantes puntos de apoyo por lo que seguimos avanzando.

Y así al final llegamos a la laguna de Churup bajo una fina pero incesante lluvia, con un humor de perros y preguntandonos si habrá alguien por ahi tan capullo como nosotros que nos metemos siempre en estos lios voluntariamente:

A todo esto, la laguna no nos pareció nada del otro mundo, y como el nevado que tenía detras estaba prácticamente cubierto por nubes nos quedó la sensación de que no había merecido la pena todo el esfuerzo para llegar allí ... ¡¡¡¡Y eso que todavía nos sabiamos lo que nos esperaba a la bajada!!!!

No paraba de llover finamente y todo indicaba que en ningún caso la cosa parecia que se iba a despejar sino todo lo contrario, así que tras comernos un par de bocatas para recuperar fuerzas nos pusimos a bajar inmediatamente.

Con el suelo como estaba, la bajada se hizo mil veces más difícil y los resbalones fueron constantes. Pero más que menos fuimos superando todos los obstáculos hasta que llegamos a una de las rocas que antes os comentaba con el acantilado debajo suya y en la que Vivu se deslizó voluntariamente pq según decía estaba segura de que el arbol y unas pequeñas rocas que había abajo la iban a parar sin problemas. Yo que iba detrás y que no había visto nada de eso os juro que cuando la vi caer creí por un momento que se mataba y ante la impotencia de no poder ayudarla lo único que pude emitir fue un grito.

Afortunadamente el árbol la paró aunque a costá de casi sufrir un infarto por mi parte. Yo ni borracho iba a repetir su osadía así que estube casi 5 minutos para cruzar un espacio no mayor a 3 o 4 metros.

Después de estó hubo otros obstaculos que si los pensamos ahora eran bastante peligrosos, pero que después de la experiencia de unos minutos antes nos parecieron un juego de niños.

Cuando por fin llegamos a donde el camino estaba marcado no me averguenza reconocer que rompí a llorar como un niño recordando que por un instante pensé que Vivu no salía de esta, a lo que Vivu respondió tb con llantos y allí estuvimos un buen rato abrazados, llorando y consolandonos mutuamente.

Ya más calmados emprendimos el camino de vuelta sin mayor sobresalto y con la única cosa reseñable de que en la bajada se nos unió un compañero inesperado: un perro que hizo con nocotros las últimas dos horas de camino hasta Llupa y que como premio se llevó unos buenos pedazos de pan:

Por suerte en todo el camino de regreso no nos llovió practicamente nada así que tuvimos la suerte de llegar a Huaraz sin ningún otro percance reseñable. Eso si, tan pronto como el coche en el que viajabamos llegó a la ciudad empezó a caer a diluviar. Y cuando digo diluviar me refiero a lo más parecido al diluvio universal que recuerde haber visto en mi vida:





Tras tan portentoso espectáculo de lo que podía hacer la naturaleza por aquellos lugares y teniendo todavía fresca la experiencia del día decidimos (sobre todo por mi) que al día siguiente le iban a dar por el c... a la otra laguna y que nos pirabamos directamente para Trujillo (una ciudad en la costa) donde nunca hacía frio y rara vez llovia que con una cataratita de estas ya había sido suficiente.

La mañana siguiente nos despertamos con un cielo espectacularmente azul, pero los tímidos intentos de Vivu por ver si cambiaba de opinión e ibamos a visitar la otra laguna no tuvieron el más mínimo efecto y nos fuimos a comprar los billetes para viajar aprovechando la noche hacia Trujillo (otras 10 horas por cierto nos dijeron)

Camino de la terminal nos encontramos con la sorpresa de cruzarnos con una procesión de Semana Santa, que llevaba una imagen de Cristo en peregrinación hacia una de las iglesias del pueblo:

Ahí estabamos haciendo las fotos de rigor pa cumplir el expediente, sobre todo yo, que como la mayoría ya sabeis no soy muy devoto de estas manifestaciones de fervor religioso, cuando de repente me parece divisar algo raro en la estampa. Afinando la vista me doy cuenta de que lo que veo es real y por supuesto me meto entre la multitud casi a empujones a hacer una foto de lo que me llama tanto la atención (sobre todo por los fieles lectores del blog jeje)

Efectivamente, la imagen no es cargada por personas como en la mayoría de procesiones de España (al menos las pocas que yo recuerdo) , ¡¡¡¡sino que va lomos de un burro!!!!

Hasta el mismísimo altar que metieron al burro en la iglesia con el Cristo a cuestas. Por supuesto hubo bendición y ovaciones para el burro cuando termino su tarea y por supuestísimo tb que no pude dejar pasar la ocasión de fotografiarme con tan importante personaje de la celebración (Vivu por razones que sólo ella conoce dejo pasar tan magnífica oportunidad):

Y de ahí nos fuimos a lo único que merecia la pena visitar de la ciudad, el parque lítico de figuras antropomorfas (humanas) que según nos dijeron (y no tenemos pq poner en duda) es el más grande de Sudamérica (¿o era de todo el mundo?

Y con esto y un bizcocho hasta esa tarde a las 20 que teníamos que tomar el autobús que nos había de llevar a latitudes más agradables en lo que al clima se refiere.